Ahimsa es un término sánscrito que significa no violencia.
Patanjali en los Yoga Sutras aconseja evitar el sufrimiento futuro. Da el método de ahimsa: no causes el sufrimiento de ningún otro ser. El beneficio es que te liberarás del sufrimiento. La mayoría de nosotros pensamos erróneamente que abstenerse de dañar a otro sólo aporta beneficios a ese otro. Patanjali ofrece una visión diferente del resultado potencial que se deriva de la práctica de la no violencia:
ahimsa pratisthayam tat sannidhau vaira tyagah II:35
Para quien está firmemente establecido en la no violencia, toda hostilidad cesa en su presencia.
Lo contrario de ahimsa es himsa, que significa daño o violencia. Hay tres clases de himsa, o formas de causar daño:
1. Físico, al herir el cuerpo físico de alguien.
2. Vocal, al hablar en contra de otros, hiriendo sus sentimientos.
3. Mental, al pensar en contra de otros La filosofía del yoga nos enseña que el daño físico es sólo una forma de dañar, y puede no hacer el daño más serio.
«El daño vocal es más serio que el físico, y el daño mental es el más serio. Mediante el daño físico uno puede destruir sólo las formas físicas. Por medio de la lesión vocal uno puede destruir tanto las formas físicas como las mentales. Mediante la lesión mental uno puede destruir incluso la forma del espíritu». -Shri Brahmananda Sarasvati, The Textbook of Yoga Psychology
La violencia mental -el odio causado por los prejuicios- es una de las principales fuentes de violencia en el mundo, y está en la raíz de la violencia vocal y física. La violencia mental puede llegar a estar tan arraigada en la vida cotidiana que es difícil de reconocer. Las agencias de publicidad se emplean habitualmente para perpetuar los prejuicios en forma de especismo, animándonos a aprobar actos horrendos de violencia física perpetrados contra los animales, y a considerar estos actos como normales.
La violencia mental en forma de propaganda alcanza su punto álgido en tiempos de guerra, cuando un país invierte mucho dinero y esfuerzo en un intento de derribar la moral del adversario y confundir las mentes de sus propios ciudadanos.
Para no dañar a los demás es útil desarrollar la compasión. A través de la compasión empiezas a verte a ti mismo en los demás. Esto te ayuda a abstenerte de causarles daño. La práctica de la compasión entrena la mente para ver más allá de las diferencias externas de forma. Empiezas a vislumbrar la esencia interior de otros seres, que es la felicidad. La felicidad es la esencia interna de todos los seres, no sólo de los seres humanos. Todos los seres desean la felicidad.
«Si buscas la iluminación, o incluso si buscas la felicidad, ve a la causa. Nada existe sin una causa. La causa de la felicidad es la compasión». -S.S. Dalai Lama
En el sistema de ashtanga yoga de Patanjali, ahimsa se clasifica como el primer yama, o restricción. Es una recomendación sobre cómo debes refrenar tu comportamiento hacia los demás. Es importante reconocer que ahimsa aquí se refiere a tu comportamiento hacia los demás, no hacia ti mismo. La segunda rama del sistema ashtanga, niyama, consiste en las observancias. Son recomendaciones relativas a tus acciones hacia tu propio cuerpo y mente. Patanjali clasifica muy claramente ahimsa como un yama y no como un niyama.
Sin embargo, algunos profesores de yoga contemporáneos interpretan ahimsa más como una observancia que como una restricción – como una directiva de no dañarse a sí mismo. «No te hagas daño, no seas tan agresivo en tu práctica de asanas, sé amable con tu cuerpo», dicen, o «no restrinjas tu dieta con una práctica extrema como el vegetarianismo; podría perjudicarte».
No hacerte daño es un resultado de la práctica, no una directiva. Si limitas tu práctica de ahimsa a ser amable contigo mismo, puede que experimentes una felicidad temporal, pero te negarás el beneficio último de la práctica, que es el Yoga, la felicidad eterna. La felicidad eterna se consigue mediante la bondad, siendo primero considerado con los demás. Vive para beneficiar a los demás y todos se beneficiarán.
«¿Quién será la persona más feliz? Aquella que lleve la felicidad a los demás». -Swami Satchidananda
Las enseñanzas universales de ahimsa se aplican a todas las situaciones, tanto si vivimos en tiempos de paz como de guerra. La violencia nunca es una solución válida para ningún problema y nunca debe ser tolerada.