Para hacer frente a la creciente amenaza de la resistencia a los antibióticos, es necesario un cambio de paradigma en el tratamiento de las enfermedades infecciosas y deberían considerarse alternativas a los antibióticos. Hasta hoy, ya existen varios enfoques no antibióticos para el tratamiento y la prevención de infecciones
Antes del descubrimiento de los antibióticos, se transfería suero de individuos inmunes a las personas infectadas como modo de tratamiento. En aquella época, el procedimiento se asociaba a efectos secundarios tóxicos, aunque parecía bastante eficaz. Hoy en día, una variante sofisticada de esta estrategia, conocida como terapia de anticuerpos, se considera una alternativa bastante prometedora a los antibióticos. Sin embargo, uno de los inconvenientes de esta y muchas otras alternativas es que no son adecuadas para tratar infecciones graves que deban tratarse rápidamente.
Los antibióticos, por desgracia, no discriminan entre las bacterias patógenas y las de la flora normal. Por lo tanto, los efectos secundarios, como la diarrea, son comunes ya que una flora normal alterada proporciona a las bacterias oportunistas la oportunidad de colonizar. Los probióticos son productos que contienen microorganismos vivos que pueden ayudar a establecer o mantener la flora normal y, por tanto, a prevenir o tratar infecciones leves, por ejemplo, del intestino.
El ser humano se ha interesado por protegerse de las enfermedades a lo largo de la historia, y en la década de 1790 se realizó una observación científica revolucionaria sobre el tema. En esta época, el médico británico Edward Jenner realizó la primera vacunación del mundo inoculando a un niño pequeño el pus obtenido de las lesiones de la viruela de las vacas en la mano de una lechera. Unas semanas más tarde, se le desencadenó el temido virus de la viruela, pero no le afectó; el niño era inmune, estaba protegido por la vacunación. Desde el descubrimiento de Jenner se han desarrollado numerosas vacunas para prevenir enfermedades víricas o bacterianas, y probablemente la mayoría de ustedes se han vacunado en múltiples ocasiones. La vacunación generalizada puede ralentizar la aparición y propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, al reducir la incidencia de las infecciones y la necesidad de utilizar antibióticos.
La búsqueda de posibles alternativas a los antibióticos está relacionada en cierta medida con la identificación de enemigos naturales de las bacterias patógenas. Las plantas y los animales producen sustancias conocidas como péptidos antimicrobianos como defensa contra los patógenos intrusos. Se está evaluando la utilidad de los péptidos antimicrobianos en la medicina humana, así como la aplicabilidad de lo que se conoce como terapia con bacteriófagos.
Los bacteriófagos son virus que infectan a las bacterias, que potencialmente podrían utilizarse con fines terapéuticos. Sin embargo, hay numerosos obstáculos que deben sortearse antes de que estas u otras alternativas puedan sustituir a los antibióticos, o incluso llegar al mercado.
Descargas
Aquí puede descargar una hoja informativa que describe con más detalle estos cinco ejemplos de alternativas a los antibióticos:
Ficha informativa – Alternativas a los antibióticos
Punto de reflexión
Por favor, reflexione sobre las siguientes preguntas:
- ¿Cuál cree que es la alternativa más prometedora a los antibióticos?
- ¿Cree que seguiremos utilizando antibióticos en el futuro?