Los datos de más de 900 residentes de Baltimore han revelado una relación que podría ser clave para demostrar por qué las mujeres de 65 años o más tienen una probabilidad de 1 entre 6 de desarrollar Alzheimer. Los resultados del equipo aparecen ahora en la revista International Journal of Geriatric Psychiatry.
Los residentes habían participado en el estudio Epidemiologic Catchment Area del Instituto Nacional de Salud Mental. Los participantes se unieron por primera vez al estudio a principios de la década de 1980.
Después de la inscripción, participaron en entrevistas y controles en tres ocasiones distintas: una en 1982, otra durante 1993-1996 y otra durante 2003-2004. La edad media de los participantes durante la década de 1990 era de 47 años, y el 63% eran mujeres.
Durante su tercera entrevista de cuatro, los investigadores preguntaron a cada participante si había experimentado un acontecimiento traumático en el último año. Dichos sucesos incluían violaciones, ataques físicos, amenazas, desastres naturales o ver cómo otra persona sufría una lesión o perdía la vida.
Una segunda pregunta se refería a si habían tenido una experiencia vital estresante en el mismo periodo de tiempo, como un divorcio, la muerte de un amigo o familiar, una enfermedad grave, el matrimonio o la jubilación.
El número de hombres y mujeres que declaraban haber tenido una experiencia traumática era similar (22% de los hombres y 23% de las mujeres). Lo mismo ocurrió con los acontecimientos vitales estresantes, ya que el 47% de los hombres y el 50% de las mujeres afirmaron haber experimentado al menos uno durante el año anterior.
En su tercera y cuarta cita, todos los participantes realizaron una prueba de memoria estandarizada. Una actividad notable consistía en tener que recordar 20 palabras que los examinadores decían en voz alta y repetirlas de inmediato, así como de nuevo 20 minutos después.
Tras analizar sus respuestas, los investigadores determinaron una relación exclusiva de las mujeres entre los acontecimientos vitales estresantes durante la mediana edad y un mayor deterioro a la hora de recordar y reconocer palabras.
Las mujeres que habían tenido al menos una experiencia vital estresante recordaban una palabra menos en la cuarta visita que en la tercera, mientras que las mujeres de la misma categoría reconocían 1,7 palabras menos en su cuarta entrevista.
De media, las mujeres que no informaron de ningún acontecimiento vital estresante recordaban 0,5 palabras menos y reconocían 1,2 palabras menos.