Las plantas con flores, o angiospermas, son el mayor grupo de plantas, con más de 300 000 especies vivas. Todas estas especies descienden de un único ancestro común más reciente (ACRM), que probablemente vivió hace entre 225 y 140 millones de años. Su fecha exacta sigue siendo bastante incierta. Por desgracia, no tenemos un fósil del MRCA de las angiospermas vivas, e incluso si lo tuviéramos, sin una serie de fósiles que lo relacionen con los grupos vivos, podríamos no reconocerlo como tal. Sin embargo, también podemos utilizar las especies vivas para reconstruir los caracteres de las primeras plantas con flores. Para ello, primero tenemos que hacer un árbol evolutivo preciso a partir de las secuencias de ADN de las angiospermas vivas. A continuación, mapeamos sus estados de carácter en este árbol para deducir los estados de carácter más probables en el MRCA de las angiospermas. Los caracteres que pueden reconstruirse de este modo incluyen la morfología, la anatomía, la fisiología e incluso la ecología de las primeras angiospermas. El árbol genealógico de las angiospermas (Fig. 1) resulta ser muy asimétrico: sus primeras bifurcaciones conducen, por un lado, a grupos que contienen muy pocas especies. En efecto, la rama probablemente más basal del árbol de las angiospermas conduce a la única especie viva Amborella trichopoda. Este arbusto, endémico del sotobosque de la isla tropical de Nueva Caledonia, es, por tanto, la hermana probable de todas las demás angiospermas vivas, unas 300.000. Junto con los representantes de los dos siguientes linajes de angiospermas tempranas, Nymphaeales (nenúfares y sus parientes cercanos) y Austrobaileyales, Amborella tiene una importancia especial para la reconstrucción de los estados de los caracteres en las angiospermas tempranas.
Dos trabajos que aparecen en la portada del número de marzo de AoB (Fig. 2) utilizan datos de Amborella y de otras angiospermas de divergencia temprana para intentar reconstruir las características del MRCA de las angiospermas. En el primero de estos trabajos, de Fogliani et al., la conclusión parece clara. Las primeras angiospermas parecen haber poseído semillas en las que estaba presente un mecanismo de latencia que se basaba en componentes tanto morfológicos como fisiológicos. Este mecanismo funcionaba para retrasar la germinación de las semillas y optimizar así sus posibilidades de supervivencia. Este tipo de latencia sigue presente en Amborella y en el género Trithuria del segundo orden de angiospermas divergentes más antiguo, Nymphaeales.
En el segundo artículo, Anger et al. intentan deducir el tipo de sistema de reproducción en las primeras angiospermas. ¿Contenían las flores de las primeras angiospermas órganos reproductores tanto masculinos como femeninos, como es el caso de la mayoría de las angiospermas que viven en la actualidad, o eran estas plantas dioicas, un estado en el que sólo se producen flores masculinas o sólo femeninas en cada individuo? Curiosamente, Amborella es bastante inusual entre las angiospermas basales por ser dioica. Este estado de carácter da lugar a una situación ambigua en la que actualmente es imposible concluir si la MRCA de las angiospermas vivas era dioica o producía flores de ambos sexos. Sin embargo, Anger et al. sugieren un método mediante el cual los trabajos posteriores pueden arrojar luz sobre esta cuestión. Estos autores demuestran que una población de Amborella cultivada con semillas contiene una proporción 1:1 de machos y hembras, y que el sexo de los individuos es estable entre las estaciones de floración. De estas observaciones concluyen que la diocia en Amborella debe estar determinada por un par de cromosomas sexuales segregantes. Anger et al. sugieren a continuación métodos basados en la bioinformática que podrían utilizarse para datar el origen de la determinación del sexo cromosómico en Amborella. Esta fecha de origen debería ayudar a refinar futuras reconstrucciones del sistema de reproducción del MRCA de las angiospermas vivas.
En la actualidad, Amborella es la única angiosperma de divergencia temprana cuyo genoma ha sido secuenciado en su totalidad. Sin embargo, las mejoras en la tecnología de secuenciación del ADN hacen que sea probable que pronto se disponga de varios genomas de otras angiospermas de divergencia temprana. Además, cabe esperar que pronto se secuencien los genomas completos de un mayor número de gimnospermas (coníferas y sus aliadas). Las gimnospermas son los parientes vivos más cercanos a las angiospermas y constituyen un punto de referencia externo vital para los estudios sobre el origen de las angiospermas. Todos estos datos moleculares adicionales deberían ayudar a identificar las características de las primeras plantas con flores. También pueden arrojar luz sobre la cuestión más difícil de cómo las primeras plantas con flores evolucionaron a partir de un ancestro actualmente desconocido, pero presumiblemente similar a las gimnospermas.
Charlie Scutt estudió ciencias de las plantas en las universidades de Reading y Durham antes de realizar investigaciones posdoctorales en Leeds y Lyon. Actualmente es director de investigación del CNRS francés, con sede en la Escuela Normal Superior de Lyon. Trabaja sobre todo en el origen y la evolución temprana de las plantas con flor.
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