Anubis era un miembro de una raza de superhumanos conocidos como los dioses egipcios de Heliópolis. Se le conocía como «El Guardián del Velo» y era el dios patrón de los ritos funerarios y del paso de las almas. Actuaba como guía de las almas que pasaban al inframundo y era el protector y defensor de las almas perdidas, siendo el gobernante del inframundo. Durante un enfrentamiento de los dioses egipcios, Seth sustituyó a Osiris como gobernante de los muertos. Seth estaba descontento con ese papel y derrocó a Osiris, que había sustituido a Amón Ra como gobernante del cielo. Seth entonces encarceló a Osiris y a todos los dioses egipcios, posiblemente manteniendo la forma mortal de Anubis en un estado preservado dentro de una pirámide durante un milenio también. La pirámide aparecería más tarde en el siglo XX. En ese momento los dioses asgardianos se enfrentaron a Seth para liberarlos. Los antiguos dioses de Egipto proclamaron entonces a Odín como la reencarnación de su ancestro común Atum Ra.
Hace miles de años, el alma de un hombre no identificado había sido puesta al cuidado de Anubis. El alma fue guardada en un ídolo de bronce en su reino de la muerte. En algún momento el alma escapó y asumió los cuerpos de otros hombres y mujeres permitiéndole eludir al antiguo dios de la muerte. Anubis, todavía en forma de fantasma, dotó al mortal Silas Warden de un gran poder para que pudiera capturar el alma errante, Warden se convirtió en Mindstar. El leal Mindstar rastreó el alma hasta un joven mortal conocido como Michael Taine, un estudiante de la Universidad del Distrito. El ataque de Mindstar a Taine fue tan despiadado que acabó con la vida del joven, permitiendo una vez más que el alma escapara. Superado por el miedo a su fracaso Mindstar incrustó el cuerpo de Taine en una pared en forma de ankh egipcio. Más tarde, Mindstar mintió a Anubis, convenciéndole de que el alma que buscaba era el alma del Hijo de Satán, Daimon Hellstorm.
Recientemente, la Momia Viviente utilizó el Orbe de Ra para convocar a Nephrus desde el más allá con la esperanza de que éste pudiera volver a convertirlo en humano. Esto no pasó desapercibido para Anubis, ya que él y su familiar Khet llegaron momentos después de la invocación. Nephrus le dijo a N’Kantu que no podía devolverle la vida, pero Anubis le hizo una nueva oferta. Si le entregaba almas, Anubis podría dejarle morir finalmente como recompensa. Como N’Kantu había vivido tanto tiempo y no quería vivir como un muerto viviente aceptó el trato.