Anthony Bourdain, un célebre chef que también era escritor, era conocido por el público especialmente por estos dos programas de televisión: No Reservations y Parts Unknown. Es un ex alumno de la CIA, un antiguo cocinero trabajador transformado en escritor y un turista gastronómico global. Al menos cuatro de sus libros son bestsellers, Kitchen Confidential: Adventures in the Culinary Underbelly (2000), Medium Raw: A Bloody Valentine to the World of Food and the People Who Cook (2010), The Nasty Bits (2006) y A Cook’s Tour (2001). He empezado este artículo hace meses, después de volver a ver los dos episodios que hizo en Turquía, uno en 2010 y el otro, tras el incidente del Parque Gezi, en 2015.
Anthony Bourdain en Turquía 2012
Desgraciadamente, entre tanto, Anthony Bourdain acabó con su vida en circunstancias turbias. Se relacionó eróticamente con Asia Argento, un descaro inicialmente conocido por su famoso padre, Dario Argento, director de películas de terror. Durante muchos años he considerado a Argento como «exótica», pero su nueva aparición en la prensa sensacionalista relacionada con el escándalo de Harvey Weinstein, hecho que la ha propulsado como una de las protagonistas del movimiento feminista #metoo, todo ello correlacionado con su propio escándalo relacionado con el sexo y manipulado por su novio Bourdain, ha ahogado a Argento de cualquier posición entre mis intereses. Siempre pensé que sus pechos tenían más talento que su actuación.
Anthony Bourdain tomando un aperitivo en Estambul en 2010
Anthony Bourdain en Turquía – Estambul 2010 – No Reservations, Season 6, Episode 2
Anthony Bourdain dijo que tenía miedo de venir a Turquía porque no sabía qué esperar de esa visita. Pensaba que Turquía era ligeramente amenazante, en definitiva, un misterio. La fabulosa ciudad le fascinó y su guía, una chica llamada Esra (o algo así), le llevó a desayunar a un lugar elegante, cerca del mar (del Bósforo, en realidad), y al día siguiente le invitó a la casa (o al piso, o lo que sea) de su madre, para tener una buena cena casera. Ella tenía el humor de un ladrillo, pero a él no le importó. Incluso se dejó encantar por un taxista raro que intentaba hacerse el gracioso con su vocabulario inglés que no superaba las veinte palabras.
Anthony Bourdain comiendo con el conductor loco
Estaba encantado, nunca adivinó la alegría y no imaginó que Estambul fuera tan limpia. Ahora, entre nosotros, Estambul es una ciudad normal con sus habitantes más educados que en el país. No siempre está reluciente y no en todas partes de Estambul no hay basura. Como todos los lugares del mundo que ahora echan chispas, Estambul mejoró gracias a la responsabilidad cívica, la educación y un severo sistema de multas por tirar basura.
Bourdain incluso probó los mejillones que se venden aquí y allá, como si parecieran un tentempié apropiado en las orillas del Bósforo. Nadie le dijo, que se preparan en condiciones muy impropias. Los kurdos que los venden se alojan en habitaciones de 5 a 7 camas en los moteles más baratos de la ciudad. Recogen los mejillones crudos del mercado de pescado, y el arroz de los vendedores de pilav, es decir, arroz hervido. Añaden el arroz a la carne de los mejillones, con sus sucias manos en el suelo de la habitación que huele a calcetines sucios, porque no tienen otro espacio disponible para ello y no pueden arreglar los mejillones fuera, porque si no nadie los comerá nunca más. Se sirven con limón, para cortar las náuseas. Ahora Bourdain era un aventurero excéntrico, en Corea, come bocados que cortó de un pulpo vivo, absolutamente escandaloso.
En definitiva, Bourdain quedó asombrado por la gente, la comida, el rakı y más que todo, el ambiente alrededor. Prometió que volvería.
Estambul 2015 – Parts Unknown, Temporada 6, Episodio 8
Este programa fue emitido por la CNN, y la segunda venida de Anthony Bourdain tuvo poco que ver con la comida. Decía que Estambul parecía atribulada por los cambios y que la magia se había perdido. Fue muy observador, intuyendo que el poder se estaba desplazando del partido de Erdoğan, a otro lugar. Me pareció extraño. ¿A dónde más? ¿A quién, a los kurdos? El partido fundado por Atatürk, el CHP, el Partido Republicano Popular, nunca iba a volver a ganar, los líderes eran todos ladrones y sinvergüenzas probados. Las organizaciones kurdas podrían tener una oportunidad de ganar algunos puestos en el Parlamento, pero nunca el poder.
Así que la segunda venida de Anthony Bourdain a Estambul ocurrió después de los acontecimientos del Parque Gezi, y fue sombrío y pesimista en sus expectativas. Estaba muy influenciado por la propaganda equivocada. El Sr. Erdoğan no es perfecto, me molestaba bastante cuando vivía allí, pero finalmente, tenía razón. Es ambicioso, pero se preocupa por el pueblo. He aprendido viviendo allí que los turcos piensan que están rodeados de enemigos, cada vecino anhela un trozo de la maravillosa tierra que dejó su padre, Mustafa Kemal. Es una paranoia interna que los mantiene alerta.
Bourdain come con Esra, presente en los dos episodios en Estambul
La otra principal nación viva en Turquía, los kurdos, no ayuda en absoluto. Patrocinan a sus organizaciones subversivas (justamente designadas como terroristas) con dinero del narcotráfico, y reclaman un pedazo de tierra para ellos solos. No hay ningún kurdo vivo que no contribuya a «la causa». ¿En qué les convierte esto? En terroristas, por supuesto. Mientras contribuyas, dones y ayudes a una organización terrorista, con dinero, con trabajo voluntario y cualquier otro servicio, eres un terrorista. Uno no puede aprender esas cosas si es turco. Un turco es parcial y desprecia de todos modos a los kurdos, junto con las otras naciones que no conoce, especialmente las vecinas: Los armenios, los iraquíes, los farsis, los sirios… Yo, me enteré de estas verdades porque confiaban en mí, o al menos no me tenían miedo.
Esta vez, Esra, la chica «ingeniosa» del episodio anterior de Estambul, llevó a Anthony Bourdain a desayunar a un parque, junto con un grupo de sus amigos hipsters revolucionarios anti-Erdoğan. Degustaron aceitunas, queso, tomates, pepinos con pan turco, y bebieron mucho té.
Más tarde, el «gracioso» taxista con su equipaje de 20 palabras en inglés paró el coche en medio de un puente, se bajó y se puso a bailar, demostrando que era libre, que no estaba oprimido. Raro. Bourdain dio sus primeras muestras de vergüenza.
Bourdain con un empresario del AKP
Por la noche, fue a un bar exclusivo, invitado por un escurridizo «empresario» que «tiene contratos con el gobierno», y ambos bebieron mucho. Me pregunto por qué aceptó beber con personas a las que acusó de «colaboracionismo». ¿Sólo por el espectáculo? Parecía no tener escrúpulos. El «empresario» no podía estar cerca del ahora Presidente porque éste es abstemio. En voz baja, reflexionó sobre la tumultuosa situación política de Turquía: «El nacionalismo parece funcionar internamente. El nacionalismo y la xenofobia, es un captador de votos en casi cualquier lugar».
Desgraciadamente, es cierto, he experimentado todo eso cuando vivía allí. Notó un cambio en los ánimos en comparación con su primera visita. Puedo decir que la gente era siempre la misma, lo que es bueno allí, siempre está presente sin importar la «crisis». Turquía estuvo todo el tiempo bajo alguna forma de estrés, político y económico. En 2015, Bourdain estuvo muy influenciado por la corriente contra Erdoğan en los medios de comunicación estadounidenses. Lo curioso es que el pueblo estadounidense no se preocupa realmente por Turquía si no tiene un plan para viajar allí. Con el pretexto del parque Gezi, la desagradable campaña de prensa contra el primer ministro Erdoğan se debió a su declaración relativamente reciente (en 2013) en una conferencia de las Naciones Unidas:
«Al igual que el sionismo, el antisemitismo y el fascismo, resulta inevitable que la islamofobia sea considerada un crimen contra la humanidad».
Me entristeció y me sigue entristeciendo. Anthony Bourdain ya no está entre nosotros, y su ingenio y humor se echarán mucho de menos.
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