Antibióticos para la bronquiolitis en niños menores de dos años

Antecedentes: La bronquiolitis es una enfermedad respiratoria grave y potencialmente mortal que suele afectar a los bebés. Suele estar causada por el virus respiratorio sincitial (VRS). Los antibióticos no se recomiendan para la bronquiolitis a menos que haya preocupación por complicaciones como la neumonía bacteriana secundaria o la insuficiencia respiratoria. No obstante, a menudo se utilizan.

Objetivos: Evaluar la eficacia de los antibióticos para la bronquiolitis en niños menores de dos años en comparación con placebo u otras intervenciones.

Métodos de búsqueda: Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL 2014, número 6), que incluye el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Infecciones Respiratorias Agudas, y en la Database of Abstracts of Reviews of Effects, MEDLINE (1966 a junio de 2014), EMBASE (1990 a junio de 2014) y Current Contents (2001 a junio de 2014).

Criterios de selección: Ensayos controlados aleatorios (ECA) que comparan los antibióticos con el placebo en niños menores de dos años diagnosticados con bronquiolitis, utilizando criterios clínicos (incluida la dificultad respiratoria precedida por síntomas coriales con o sin fiebre). Los resultados clínicos primarios incluyeron el tiempo hasta la resolución de los signos o síntomas (los marcadores pulmonares incluyeron dificultad respiratoria, sibilancias, crepitaciones, saturación de oxígeno y fiebre). Los resultados secundarios incluyeron los ingresos hospitalarios, la duración de la estancia hospitalaria, los reingresos, las complicaciones o los acontecimientos adversos y los hallazgos radiológicos.

Recogida y análisis de datos: Dos autores de la revisión analizaron de forma independiente los resultados de la búsqueda.

Resultados principales: Se incluyeron siete estudios con un total de 824 participantes. Los resultados de estos siete estudios incluidos fueron a menudo heterogéneos, lo que generalmente impidió el metanálisis, excepto para las muertes, la duración del uso de oxígeno suplementario y la duración del ingreso hospitalario.En esta actualización, se incluyeron dos nuevos estudios (281 participantes), ambos comparando azitromicina con placebo. No encontraron diferencias significativas para la duración de la estancia hospitalaria, la duración de la necesidad de oxígeno y el reingreso. Estos resultados fueron similares a un estudio más antiguo (52 participantes) que no demostró diferencias significativas al comparar ampicilina y placebo para la duración de la enfermedad.Un estudio pequeño (21 participantes) con mayor riesgo de sesgo asignó al azar a los niños con infección comprobada por VRS a claritromicina o placebo y encontró una tendencia hacia la reducción del reingreso hospitalario con claritromicina.Los tres estudios que proporcionaron datos adecuados para los días de oxígeno suplementario no mostraron diferencias entre los antibióticos y el placebo (diferencia de medias ponderada [DM] (días) -0,20; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,72 a 0,33). Los tres estudios que proporcionaron datos adecuados para la duración de la estancia hospitalaria, tampoco mostraron diferencias entre los antibióticos (azitromicina) y el placebo (DM agrupada (días) -0,58; IC del 95%: -1,18 a 0,02).Dos estudios asignaron al azar a los niños a ampicilina intravenosa, eritromicina oral y control y no encontraron diferencias para la mayoría de las medidas de los síntomas.No se informaron muertes en ninguno de los brazos de los siete estudios incluidos. No se notificaron otros efectos adversos.

Conclusiones de los autores: Esta revisión no encontró pruebas suficientes para apoyar el uso de antibióticos para la bronquiolitis, aunque la investigación puede estar justificada para identificar un subgrupo de pacientes que pueden beneficiarse de los antibióticos. La investigación adicional puede estar mejor enfocada a determinar las razones por las que los clínicos usan los antibióticos tan fácilmente para la bronquiolitis, cómo reducir su uso y cómo reducir la ansiedad de los clínicos por no usar antibióticos.

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