Aplicaciones del constructivismo en el aula
La teoría del aprendizaje del constructivismo incorpora un proceso de aprendizaje en el que el estudiante obtiene sus propias conclusiones a través de la ayuda creativa del profesor como facilitador. La mejor manera de planificar las hojas de trabajo del profesor, los planes de lecciones y las técnicas de estudio para los alumnos, es crear un plan de estudios que permita a cada alumno resolver problemas mientras el profesor supervisa y guía con flexibilidad a los alumnos hacia la respuesta correcta, al tiempo que fomenta el pensamiento crítico.
En lugar de que los estudiantes confíen en la información de otra persona y la acepten como verdad, los estudiantes deberían estar expuestos a datos, fuentes primarias y a la posibilidad de interactuar con otros estudiantes para que puedan aprender de la incorporación de sus experiencias. La experiencia en el aula debe ser una invitación para una miríada de orígenes diferentes y la experiencia de aprendizaje que permite que los diferentes orígenes se unan y observen y analicen la información y las ideas.
Las actividades prácticas son las mejores para las aplicaciones en el aula del constructivismo, el pensamiento crítico y el aprendizaje. Hacer observaciones con un diario ayuda a los estudiantes a entender mejor cómo sus propias experiencias contribuyen a la formación de sus teorías y notas de observación, y luego compararlas con las de otros estudiantes reitera que los diferentes orígenes y culturas crean diferentes puntos de vista, mientras que ninguno es erróneo, ambos deben ser respetados.
Algunas estrategias para las aplicaciones del constructivismo en el aula para el profesor incluyen que los estudiantes trabajen juntos y ayuden a responder a las preguntas de los demás. Otra estrategia consiste en designar a un alumno como «experto» en un tema y hacer que enseñe a la clase. Por último, permitir que los alumnos trabajen en grupos o en parejas e investiguen temas controvertidos que luego deben presentar a la clase.
En general, el entorno debe incluir aplicaciones del constructivismo en el aula dentro de unos pocos conceptos clave. El primero es descubrir y mantener la identidad intelectual del individuo. Esto obliga a los alumnos a apoyar sus propias teorías, en esencia, a responsabilizarse de sus palabras y a respetar las de los demás. El siguiente componente es que el profesor formule preguntas abiertas y deje tiempo para que los alumnos piensen y analicen una respuesta, basándose en sus experiencias e indagaciones personales. Las preguntas abiertas y el pensamiento crítico animan a los alumnos a buscar algo más que una simple respuesta o hechos básicos e incorporan la justificación y defensa de sus pensamientos organizados.
El siguiente paso es permitir una conversación constante entre los alumnos y el profesor. Este compromiso crea un discurso de comodidad en el que todas las ideas pueden ser consideradas y comprendidas y los estudiantes se sienten entonces seguros para desafiar otras hipótesis, defender las suyas y apoyar situaciones del mundo real con datos abstractos de apoyo.
Estos ejercicios y aplicaciones en el aula del constructivismo permitirán a los niños, a una edad temprana o tardía, desarrollar las habilidades y la confianza para analizar el mundo que les rodea, crear soluciones o apoyos para desarrollar cuestiones, y luego justificar sus palabras y acciones, al tiempo que animan a los que les rodean a hacer lo mismo y respetan las diferencias de opiniones por las contribuciones que pueden hacer al conjunto de la situación. Las aplicaciones del constructivismo en el aula apoyan la filosofía del aprendizaje que construye la comprensión de alumnos y profesores.
Más sobre las aplicaciones del constructivismo en el aula
- Aplicación del constructivismo
- Brújula del aula: Constructivismo
- El constructivismo en matemáticas
- Estrategias de enseñanza constructivista
- Cómo enseñamos y cómo aprenden los alumnos-¿Un desajuste?
- Las implicaciones prácticas del constructivismo