Hongo quitridio, Batrachochytrium dendrobatidis
La situación: Más del 40% de las especies de anfibios están en declive en todo el mundo, debido a varios factores como la pérdida de hábitat, la degradación ambiental, los contaminantes y las enfermedades. Recientemente, el hongo patógeno Batrachochytrium dendrobatidis ha surgido como una importante amenaza para los anfibios. Los anfibios infectados por B. dendrobatidis desarrollan la quitridiomicosis, que acaba provocando la muerte de las especies susceptibles. Los primeros brotes documentados del hongo quitridio se produjeron a finales de la década de 1990 simultáneamente en Australia y Centroamérica. Desde entonces, el patógeno se ha detectado en más de 100 especies de anfibios y se ha asociado a graves descensos o extinciones de poblaciones en varias regiones del mundo. Todavía se desconoce mucho sobre la biología de este patógeno, por lo que sigue siendo un área de investigación activa para los ecologistas de enfermedades y los biólogos de la conservación.
Daños: B. dendrobatidis es un patógeno externo que se adhiere a las partes queratinizadas de los anfibios, incluyendo las piezas bucales de los renacuajos y la piel de los adultos. El hongo se reproduce a través de esporangios, y puede propagarse por el movimiento de zoosporas flageladas, el contacto directo entre huéspedes o entre etapas del huésped. El crecimiento del hongo conduce a la degradación de la capa de queratina, lo que acaba provocando la descamación de la piel, el letargo, la pérdida de peso y, potencialmente, la muerte. Se desconoce el mecanismo fisiológico de la mortalidad inducida por el hongo quitridio, pero parece derivarse de la interrupción de la función de la piel, como el transporte de fluidos o el intercambio de gases.
Se sabe que el hongo quitridio infecta a más de 100 especies, pero la susceptibilidad a la enfermedad es muy específica de la etapa de vida y de la especie. Por ejemplo, en la rana de patas amarillas de montaña (Rana muscosa) los renacuajos sufren generalmente efectos subletales leves, y la mayor parte de la mortalidad se produce en la metamorfosis, cuando hay una rápida producción de tejido cutáneo recién queratinizado. Por el contrario, otras especies de anfibios parecen ser relativamente tolerantes a B. dendrobatidis -incluyendo algunas especies exóticas o invasoras muy extendidas, como el sapo marino (Bufo marinus), la rana toro americana (Rana catesbeiana) y la rana de uñas africana (Xenopus laevis)).
A nivel poblacional, los brotes del hongo quitridio se han asociado con extinciones locales y posibles de especies en Australia, América Central y Estados Unidos. Por ejemplo, en 2004 la prevalencia del hongo quitridio en partes de Panamá aumentó de 0 a casi 60% en aproximadamente 4 meses, con una disminución concomitante en la densidad y diversidad de anfibios de más de 80% y 60%, respectivamente. Se cree que B. dendrobatidis prospera en hábitats frescos y húmedos. Esto se ha utilizado para argumentar que las tendencias de enfriamiento observadas en partes de América Central están impulsando la extinción de anfibios inducida por el quítrido en estas regiones.
Distribución: Una explicación de la reciente aparición de la quitridiomicosis en los anfibios, la «hipótesis del nuevo patógeno», es que B. dendrobatidis existía históricamente como un patógeno de distribución local que sólo recientemente se extendió a nuevas regiones. Por otro lado, la «hipótesis del patógeno endémico» postula que el hongo quitridio estaba históricamente extendido pero que los cambios ambientales recientes (por ejemplo, el cambio climático, los contaminantes, la degradación del hábitat) alteraron su patogenicidad. La importancia relativa de estos dos mecanismos es actualmente motivo de debate. La baja diversidad genética entre las cepas de B. dendrobatidis geográficamente distantes es coherente con la primera hipótesis, pero la sincronización de los brotes del hongo quitridio en hábitats dispares e intactos apoya la segunda hipótesis.
Los primeros brotes descritos del hongo quitridio se produjeron en 1998 tanto en Australia como en Centroamérica. Desde entonces, se han documentado infecciones por B. dendrobatidis en todo el continente americano, incluidos México y Estados Unidos, Europa y, más recientemente, en el sudeste asiático.
Las infecciones por el hongo quitridio más antiguas que se conocen proceden de especímenes de museo de ranas de uñas africanas (Xenopus laevis) recogidos en 1938. Estos especímenes se han utilizado para argumentar el origen africano de B. dendrobatidis. Se cree que el quítrido se extendió a otros continentes en los años 60 y 70 a través del comercio de estas ranas africanas.
Investigación: La relación entre la quitridiomicosis y el declive de los anfibios es un área de investigación activa en todo el mundo. Se ha secuenciado el genoma de B. dendrobatidis, lo que debería ser útil para identificar el origen, los mecanismos de virulencia y los posibles métodos de control de este patógeno. Los investigadores de la Universidad de California llevan varios años estudiando este patógeno, especialmente los impactos del hongo quitridio en las poblaciones de la rana de patas amarillas de montaña (Rana muscosa) en las montañas de Sierra Nevada en California. Esta rana alpina, antaño abundante, ha sufrido un grave declive en los últimos años, con numerosas muertes locales. Se está investigando la epidemiología espacial de la enfermedad en R. muscosa, para entender por qué algunas poblaciones locales persisten mientras otras se extinguen. Los proyectos incluyen la identificación de los modos de propagación de los patógenos, el impacto de los brotes en las redes alimentarias alpinas y las consecuencias genéticas de los brotes para las ranas. En cuanto a la gestión de las poblaciones de ranas y de la enfermedad, los experimentos incluyen la evaluación de la eficacia de los tratamientos antifúngicos y la viabilidad de la reintroducción de ranas en zonas con brotes anteriores.