Justiniano I conquistó la península itálica en la Guerra Gótica (535-554) y nombró a los tres papas siguientes, práctica que continuarían sus sucesores y que más tarde se delegaría en el Exarcado de Rávena. El papado bizantino fue un periodo de dominación bizantina del papado desde el año 537 hasta el 752, en el que los papas requerían la aprobación del emperador bizantino para la consagración episcopal, y muchos papas eran elegidos entre los apocrisiarii (enlaces del papa con el emperador) o los habitantes de la Grecia bizantina, la Siria bizantina o la Sicilia bizantina.
Análogo en la Iglesia de InglaterraEditar
Durante la disputa entre Enrique VIII y el Papa Clemente VII sobre el deseo de Enrique de anular su matrimonio con Catalina de Aragón, el Parlamento inglés aprobó el Acta de Restricción de Apelaciones (1533). En ella se decía
Donde por diversas y antiguas historias y crónicas auténticas se declara y expresa manifiestamente que este reino de Inglaterra es un imperio, y así ha sido aceptado en el mundo, gobernado por un solo jefe y rey supremo, que tiene la dignidad y el estado real de la corona imperial del mismo.
Al año siguiente el Parlamento aprobó la Primera Acta de Supremacía (1534) que vinculaba explícitamente la cabeza de la iglesia a la corona imperial:
La única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra llamada Anglicana Ecclesia, y tendrá y disfrutará anexa y unida a la corona imperial de este reino.
La Ley de la Corona de Irlanda, aprobada por el Parlamento irlandés en 1541 (efectiva en 1542), cambió el título tradicional utilizado por los monarcas de Inglaterra para el reinado sobre Irlanda, de Lord de Irlanda a Rey de Irlanda y nombrando a Enrique cabeza de la Iglesia de Irlanda, por razones similares.
Durante el reinado de María I, la Primera Acta de Supremacía fue anulada, pero durante el reinado de Isabel I se aprobó en 1559 la Segunda Acta de Supremacía, con una redacción similar a la Primera. Durante el Interregno inglés las leyes fueron anuladas, pero las actas que causaron la suspensión de las leyes fueron a su vez consideradas nulas por los Parlamentos de la Restauración inglesa.
Cuando Isabel I restauró la supremacía real, sustituyó el título de «Jefe Supremo» por el de «Gobernador Supremo», un cambio tanto conciliador para los católicos ingleses a nivel político como que reflejaba un cambio hacia una postura más modesta desde el punto de vista metafísico y teológico, que implicaba sólo una reclamación de autoridad suprema sobre la conducta de la Iglesia de Inglaterra en asuntos temporales. Desde entonces, los monarcas de Inglaterra, de Gran Bretaña y del Reino Unido han reclamado el estatus de «Gobernador Supremo», así como el título de Defensor de la Fe (que originalmente fue otorgado a Enrique VIII por el Papa León X, pero que posteriormente fue revocado por el Papa Pablo III, ya que ese fue originalmente un premio por la defensa del catolicismo por parte de Enrique).