Después del parto, fue trasladado en ambulancia a la unidad de cuidados intensivos neonatales del Seattle Children’s. Hasta el día de hoy, la sirena de una ambulancia simboliza una vida preciosa y me hace rezar por su ocupante.
Tener un recién nacido es duro; es un día largo, de 24 horas. Cuando el bebé es frágil y tiene necesidades médicas, se alarga aún más. Preguntas como «¿He hecho algo para provocar esto?» o «¿Estoy haciendo lo suficiente?» surgen. Estas dudas te hacen juzgarte duramente y sentirte juzgada.
Reconocí que la mayoría de la gente tiene algo estresante en sus vidas y que, como resultado, hay una comprensión y empatía inherentes. Decidí centrarme en esto. Cuando mi hijo tuvo una crisis en una tienda de comestibles, me obligué a responder al hombre que se ofrecía a descargar mi carro en lugar de que la cajera pusiera los ojos en blanco.
Era nueva en la zona de Seattle, y el nacimiento de Zain me presentó lo mejor que esta comunidad podía ofrecer: amigos que traían comida cuando Zain estaba en la UCIN; una atención y un compromiso increíbles en el Hospital Infantil de Seattle para todos los niños; el amor y el apoyo infinitos de los primeros terapeutas ocupacionales, físicos y del habla de Zain y de su cuidador, que se convirtieron en nuestros mejores amigos; mis padres interviniendo sin preguntar.
Tener un hijo con necesidades especiales es aislante. Hablar de ello me abrió varias puertas. Esta experiencia compartida con familias similares fue muy valiosa. Al acceder a programas para niños con discapacidades, conocí a personas excepcionales que se dedican a ayudar a los demás. Este sistema de apoyo no sólo abrazó a nuestra familia, sino que también nos enseñó a intervenir para ayudar a los demás, a veces simplemente escuchando.
Hoy, Zain es un joven encantador y guapo de 21 años al que le encanta pasar tiempo con su familia. Le apasiona la música. Tiene parálisis cerebral y tetraplejia espástica y es legalmente ciego. Ha tenido que soportar muchas intervenciones médicas dolorosas y probablemente se enfrentará a más. Incluso en sus momentos más vulnerables, Zain muestra una gran resistencia y fortaleza, lo que me inspira. Eso detiene el parloteo interno de ¿Por qué yo? ¿Por qué mi hijo? Cuando se esfuerza al máximo, pienso en la necesidad de hacer más por él y por los demás.
Las familias con un niño con necesidades especiales desarrollan su propia forma de afrontar la situación. Nuestro viaje, por muy traumático que haya sido para Zain, ha enseñado a mi familia no sólo cómo afrontarlo, sino también el poder de la bondad. Aprendí el poderoso arte de ser amable con los demás. Y me enseñó a encontrar esa bondad para mí misma.
Anu Nadella y su marido, el CEO de Microsoft Satya Nadella, comparten más sobre su vida familiar en el número de noviembre de 2017 de Good Housekeeping. Lee más AQUÍ.
Mira: Satya y Anu te llevan detrás de las escenas de su día con Good Housekeeping