La cristaluria es la presencia de cristales en la orina. Es el resultado de una sobresaturación excesiva y puede inducir problemas renales como la nefrolitiasis, la nefrocalcinosis y, en ocasiones, una alteración renal aguda o crónica capaz de provocar una insuficiencia renal terminal. La cristaluria no es, per se, un marcador de una condición patológica. Para distinguir entre cristaluria fisiológica y patológica, se pueden considerar varios criterios (1) relacionados con la muestra, como el pH de la orina, la identidad de los cristales, el hábito cristalino, la abundancia de los cristales, la agregación y también la aparición de cristaluria juzgada en muestras seriadas, (2) o relacionados con el contexto clínico, como nefrolitiasis, nefrocalcinosis o insuficiencia renal. La elección de la muestra y las condiciones preanalíticas son fundamentales para validar los resultados desde el punto de vista clínico. En nuestra experiencia, la primera muestra de orina de la mañana suele ser la mejor para evaluar, mediante el análisis de la cristaluria, los principales factores metabólicos implicados en la formación de cristales y cálculos. La conservación de la muestra de orina debe ser inferior a dos horas a temperatura ambiente tras la micción. El examen de la cristaluria permite identificar patologías cristalogénicas simplemente monogénicas, proporcionar una explicación de la insuficiencia renal aguda relacionada con la ingesta de fármacos, ayudar al médico a identificar los principales trastornos metabólicos implicados en la formación de cálculos y evaluar la eficacia de las medidas preventivas propuestas para evitar la reaparición de cálculos en los pacientes que los padecen. El estudio de la cristaluria es, con mucho, el mejor marcador para predecir la recurrencia de los cálculos durante el seguimiento de los formadores de cálculos, ofreciendo la oportunidad de ajustar los consejos dietéticos o la gestión de los medicamentos y, por tanto, de prevenir la formación de cálculos. En conclusión, el examen de la cristaluria es una herramienta importante para el diagnóstico y el manejo de la mayoría de las enfermedades litogénicas y condiciones patológicas responsables de la formación de cristales intratubulares y del deterioro renal.