Actualizado en febrero de 2021 con la infografía enlazada arriba
Las infecciones adquiridas en la atención sanitaria (IAAS) son el resultado de una secuencia de acontecimientos que tienen lugar entre un agente infeccioso (o patógeno), un huésped y un entorno, en un proceso que se denomina «cadena de infección».
Entender cómo se establecen las infecciones en los entornos sanitarios es crucial para la prevención y el control eficaces de las infecciones.
En esta entrada del blog exploramos los seis eslabones clave de la cadena de infección, junto con las acciones que pueden llevarse a cabo para interrumpir la cadena.
Los 6 eslabones de la cadena de infección
El primer eslabón de la cadena de infección es el agente infeccioso o patógeno que puede adoptar la forma de:
- Virus – como la Gripe A, el herpes zóster y la Hepatitis
- Bacterias – incluyendo la enfermedad de Lyme y la Leptospirosis
- Hongos – por ejemplo la Candidiasis y la Aspergilosis
- Enfermedades parasitarias protozoarias – como la Malaria, Giardia y Toxoplasmosis
- Priones – que son la causa de raros trastornos neurodegenerativos progresivos como la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ)
El grado de desarrollo de cualquier patógeno depende de tres factores:
- Su patogenicidad -su capacidad para producir la enfermedad
- Su grado de virulencia -su gravedad o nocividad
- Su capacidad de invasión -su tendencia a propagarse
El reservorio
Un reservorio es el hábitat principal en el que un patógeno vive, florece y es capaz de multiplicarse.
Los reservorios habituales de los agentes infecciosos son los seres humanos, los animales o los insectos y el medio ambiente.
Reservorios humanos
En los seres humanos, hay dos formas de reservorio: los casos clínicos agudos (en los que alguien está infectado y muestra signos y síntomas de la enfermedad); y los portadores (cuando alguien ha sido colonizado por un agente infeccioso pero no está enfermo.
Los casos clínicos agudos tienen más probabilidades de ser diagnosticados y tratados, lo que significa que normalmente se restringirán los contactos y las actividades normales del paciente. Los portadores, sin embargo, pueden presentar un mayor riesgo para los que les rodean porque no muestran ningún signo o síntoma de enfermedad.
Los portadores pueden subdividirse en cuatro tipos principales:
- Transportadores incubadores – personas que son infecciosas incluso antes de que comiencen sus propios síntomas
- Transportadores incubadores – en los que un individuo es capaz de transmitir una infección a otros, sin llegar a desarrollar la infección ellos mismos
- Transportadores convalecientes – personas que están en la fase de recuperación de su enfermedad pero que siguen siendo infecciosas
- Transportadores crónicos – cualquier persona que se ha recuperado pero que sigue siendo portadora de la infección.
Reservorios animales &de insectos
Los ejemplos de reservorios animales o de insectos incluyen la enfermedad de Lyme (que se transmite a través de las garrapatas); la rabia (que se transmite a través de perros, gatos, zorros y murciélagos); y la salmonela (que se transmite a través de las aves de corral, el ganado vacuno, las ovejas y los cerdos).
Cualquier enfermedad infecciosa que se transmita en condiciones naturales de los animales al ser humano se denomina zoonosis.
Reservorios ambientales
El medio ambiente contiene un gran número de reservorios de infección, incluyendo el suelo (que actúa como reservorio de Clostridium tetani, el agente causante del tétanos) y el agua (que es un reservorio de Legionella pneumophila, el agente causante de la enfermedad del legionario).
El portal de salida
El portal de salida es cualquier ruta que permite a un patógeno abandonar el reservorio o el huésped. En los humanos los portales de salida clave son:
- Alimentaria – a través del vómito, la diarrea o la mordedura
- Genitourinaria – a través de la transmisión sexual
- Respiratoria – a través de la tos, estornudos y conversaciones
- Piel – a través de las lesiones cutáneas
- Transplacentaria – cuando la transmisión es de la madre al feto
El modo de transmisión
Las dos formas principales en que una infección puede transmitirse de su reservorio a un huésped susceptible son la transmisión directa o la transmisión indirecta.
La transmisión directa suele ser instantánea y se produce cuando hay un contacto directo con el agente infeccioso. Algunos ejemplos son el tétanos, la fiebre glandular, las enfermedades respiratorias y las enfermedades de transmisión sexual.
La transmisión indirecta puede producirse a través de mecanismos animados como las pulgas, las garrapatas, las moscas o los mosquitos, o a través de mecanismos inanimados como los alimentos, el agua, los productos biológicos o los instrumentos quirúrgicos.
La transmisión indirecta también puede ser aérea, en la que diminutas partículas de un agente infeccioso son transportadas por el polvo o las gotitas del aire y son inhaladas hacia los pulmones.
El portal de entrada
El portal de entrada es el medio por el que una infección puede entrar en un huésped susceptible.
Los portales de entrada en el cuerpo humano incluyen:
- Inhalación (a través del tracto respiratorio)
- Absorción (a través de las membranas mucosas como los ojos)
- Ingesta (a través del tracto gastrointestinal)
- Inoculación (como el resultado de una lesión por inoculación)
- Introducción (a través de la inserción de dispositivos médicos)
El huésped susceptible
El último eslabón de la cadena de infección es el huésped susceptible.
La susceptibilidad de cualquier huésped depende de una serie de factores:
- Su edad – y en particular si son muy jóvenes o muy mayores
- Si hay presencia de desnutrición o deshidratación
- Si hay alguna enfermedad crónica subyacente enfermedad
- Si el huésped padece inmovilidad
- Si está tomando alguna medicación que pueda alterar o suprimir su respuesta inmunitaria
- Factores generales de resistencia (como las mucosas la piel, el reflejo de la tos, etc.) que pueden ayudar a defenderse de la infección
¿Cómo podemos romper la cadena de infección?
El entorno sanitario puede exponer a los pacientes a riesgos de infección que quizá no encuentren en otros lugares.
Entender cómo se establecen las infecciones, y cómo se transmiten, es esencial para la prevención y el control eficaces de las infecciones.
Existen oportunidades para romper o interrumpir la cadena en cualquier eslabón: mediante el diagnóstico rápido y preciso de una enfermedad infecciosa; el tratamiento rápido de los pacientes infectados; la eliminación segura de los residuos; la esterilización y desinfección del equipo médico o la aplicación de una estrategia de descontaminación ambiental.