El conflicto en la literatura es la lucha central entre personajes o fuerzas que compiten entre sí, como el hombre contra la naturaleza, la sociedad o él mismo. El conflicto se introduce en la exposición, o el comienzo de la historia, y sienta las bases para los acontecimientos futuros. Algunas historias contienen más de un conflicto, pero suele haber una lucha principal subyacente a la que el protagonista o los protagonistas deben enfrentarse.
Detalla la lucha
La lucha principal tiene una de dos formas: conflicto interno o externo. El conflicto interno se produce cuando el protagonista lucha por enfrentarse a sus propios miedos, carencias o batallas dentro de su mente. Por ejemplo, «La Metamorfosis» de Franz Kafka trata del miedo de Gregor a no ser querido ni apreciado por su familia. Mientras se transforma lentamente en un insecto, se cuestiona su propia cordura y el propósito de su vida. El conflicto externo se produce cuando los protagonistas luchan contra otros personajes, la sociedad en su conjunto o la naturaleza, como el clima o los dioses. Por ejemplo, en la trilogía «Los Juegos del Hambre» de Suzanne Collins, Katniss lucha contra otros personajes, en concreto contra el presidente Snow, en su lucha por la justicia.
Crea la acción central
El conflicto es la fuerza desencadenante que impulsa la acción central. Durante el clímax, los personajes suelen enfrentarse a sus conflictos internos o externos; a veces deben enfrentarse a ambos. El conflicto culmina durante el clímax, la parte más intensa de la historia que señala un punto de inflexión en la vida de los personajes. El conflicto es la causa o la razón de la respuesta activa de los personajes principales a sus circunstancias. Por ejemplo, el conflicto principal de «El corredor del laberinto», de James Dashner, es la trampa en la que se encuentran Thomas y sus amigos por parte de la agencia gubernamental WICKED. Este conflicto impulsa a Thomas a entrar y resolver el laberinto.
Sostiene la trama
El conflicto crea interés y suspense y mantiene la trama en movimiento a un ritmo constante. Los personajes luchan con conflictos complejos que les obligan a cambiar, adaptarse y reaccionar o pagar las consecuencias. En muchos casos, el conflicto saca lo mejor de los personajes y les obliga a enfrentarse a sus luchas, pero no siempre. Por ejemplo, Ichabod Crane en «La leyenda de Sleepy Hollow», de Washington Irving, elige ceder a sus deseos codiciosos y egoístas en lugar de perseguir a su interés amoroso con motivos puros. Independientemente del resultado, los conflictos internos y externos impulsan la trama.
Lleva a la resolución
El conflicto lleva a la resolución de los personajes. Deben enfrentarse a la situación, lidiar con las dificultades y superar los retos. Por ejemplo, en «Matar a un ruiseñor» de Harper Lee, los hijos de Finch resuelven su conflicto con la sociedad cuando se dan cuenta de que la justicia y la igualdad son más importantes que la popularidad. En otro ejemplo, Odiseo resuelve su conflicto con la naturaleza cuando hace las paces con los dioses griegos en el poema épico «La Odisea» de Homero. El conflicto conduce a la parte más importante de la historia: la moraleja o el mensaje.