Los vertederos de bolsas de arena se construyen a menudo para medir las cantidades de infiltración, lo que permite a los operadores de las presas controlar con precisión las condiciones.
Cuando una presa desarrolla un defecto, a menudo pasa muy poco tiempo antes de que ese defecto se convierta en un mecanismo de fallo a gran escala y amenace con la ruptura completa de la estructura de la presa. Sin embargo, si los propietarios de las presas conocen las estrategias de intervención y adoptan las medidas de emergencia adecuadas, a menudo se puede evitar una rotura catastrófica. Por este motivo, la gravedad de la situación y las decisiones sobre las estrategias de intervención deben evaluarse a fondo, pero rápidamente, tras conocer la posible rotura. Hay cinco pasos esenciales en la reacción de emergencia ante la crisis de una presa: (1) Preparación, (2) Evaluación, (3) Vigilancia, (4) Respuesta, y (5) Documentación y seguimiento posterior a la acción.
Una de las acciones más importantes para intervenir con éxito durante la rotura de una presa es planificar y prepararse para los distintos modos potenciales de rotura antes incluso de que se observen las señales de alarma. El tiempo suele ser esencial durante la emergencia de la rotura de una presa, y la planificación anticipada es la mejor manera de acelerar el procedimiento de reparación de la presa. Todo propietario de una presa debe incluir en su Plan de Acción de Emergencia instrucciones detalladas sobre cómo iniciar estos procesos de intervención, además de los documentos pertinentes como los planos de construcción, los manuales de funcionamiento y mantenimiento y los informes de inspección. También es una buena práctica ponerse en contacto de antemano con los contratistas locales que puedan poseer la maquinaria pesada o el equipo necesario y comunicarles los servicios que podrían requerirse de ellos en caso de rotura de la presa. Esto posibilitará una respuesta rápida y limitará el número de errores de comunicación que se producirán en el momento álgido de la emergencia de la presa. El almacenamiento de grava, arena y otros materiales de reparación in situ puede ser otro paso importante para minimizar el tiempo que transcurre entre la identificación del problema y el comienzo de la solución. Esto permite que los materiales se apliquen directamente a la presa cuando sea necesario y elimina la posibilidad de no poder obtener los recursos necesarios a tiempo para arreglar el problema.
Una vez que se identifica un problema en el emplazamiento de una presa, debe evaluarse a fondo para determinar exactamente con qué tipo de crisis está trabajando el propietario de la presa. El modo de fallo, la progresión del defecto y las amenazas potenciales para la seguridad pública son cuestiones que deben responderse con rapidez y precisión. A continuación, deben seguirse los procedimientos correctos descritos en el Plan de Acción de Emergencia. Debe establecerse una cadena de mando eficaz y notificar la situación a las partes y autoridades pertinentes. Esto incluye informar a los que se encuentran en zonas de peligro potencial aguas abajo de la presa. Los procedimientos para alertar y/o evacuar las zonas aguas abajo deben estar descritos en el Plan de Acción de Emergencia. También es crucial establecer las condiciones de referencia del modo de fallo, así como una forma de medir su progresión de forma regular. Marcar los niveles en los que se produce el desprendimiento, instalar vertederos para medir la infiltración y recoger las lecturas de los pozos de observación son ejemplos de las condiciones de supervisión de los distintos modos de fallo.
Posteriormente, debe establecerse un protocolo para supervisar regularmente las condiciones de la presa y documentar los resultados. La inspección visual en persona suele ser la más eficaz, ya que proporciona una imagen mental para futuras referencias y la persona puede hacerse una idea de la gravedad del problema. Deben hacerse buenas descripciones, registros de datos y fotografías que se conservarán para su análisis. Cada persona que se encuentre en el lugar debe ser informada exhaustivamente y puesta al día sobre cualquier cambio en las condiciones. En el mejor de los casos, se observará que las condiciones son estables o mejoran. Si este es el caso, deben tomarse medidas orientadas a la reparación para intentar solucionar el problema antes de que se desarrolle. El tiempo no es un recurso tan crucial en este caso. Sin embargo, si se observa que las condiciones empeoran, deben analizarse las opciones de intervención de emergencia y aplicarse lo antes posible. En estas situaciones también se debe realizar un seguimiento continuo y presencial. Si la situación se vuelve demasiado peligrosa, el protocolo de monitoreo debe ser alterado para mantener al personal en condiciones seguras. Si los esfuerzos continúan durante la noche, asegúrese de que hay una iluminación adecuada en la estructura de la presa para permitir el monitoreo continuo y mantener a los trabajadores seguros.
Dependiendo de la condición de la presa determinada a través del monitoreo, se debe elegir y promulgar una respuesta apropiada. Al considerar qué respuesta dar a la emergencia, la seguridad pública debe ser la preocupación número uno, seguida de la propiedad aguas abajo y, por último, la propia presa. Normalmente, la mejor acción para cada una de estas tres preocupaciones será la misma respuesta, pero es importante recordar que la protección de la vida humana es siempre la preocupación número uno. A veces, dañar la estructura de la presa será la respuesta más segura, como en el caso de una rotura controlada. Hay que ponerse en contacto con los organismos reguladores y de recursos y notificarles la situación. Como se mencionó anteriormente, si las poblaciones aguas abajo están en peligro, se deben iniciar los esfuerzos de evacuación. En casi todos los casos, deben iniciarse los procesos de vaciado del embalse lo antes posible para tratar de aliviar las cargas hidráulicas que actúan sobre la presa. Si se considera que el estado de la presa se está deteriorando de forma significativa, deben tomarse medidas de emergencia. Es entonces cuando resulta muy valioso disponer de diversas herramientas y materiales. Acciones como el uso de sacos de arena para aumentar el francobordo y evitar el desbordamiento, el uso de escollera para evitar la erosión de la estructura de la presa o la aplicación de una tela filtrante geotextil para combatir las tuberías son ejemplos de técnicas de intervención de emergencia que pueden utilizarse para intentar salvar una presa de una rotura total. En algunos casos, el incidente de la presa habrá progresado demasiado como para esperar de forma realista que una intervención de emergencia evite con éxito el fallo hasta que se note. Casos como éste justifican que se tomen medidas para retrasar la rotura lo máximo posible, con el fin de dar el mayor tiempo posible a los procedimientos de emergencia y a la evacuación aguas abajo. Estar familiarizado con las distintas técnicas de intervención antes de una emergencia en una presa facilita una respuesta adecuada y oportuna. También es importante asegurarse de que cualquier acción de intervención «no cause daño», ya que algunas acciones podrían acelerar el fallo de la presa.
Una vez resuelta la situación de emergencia, debe elaborarse lo antes posible una documentación de la situación y de las acciones emprendidas. Ésta debe contener las condiciones observadas y cualquier respuesta realizada a lo largo de toda la línea de tiempo de la emergencia. También debe ser lo más descriptivo posible y contener fotografías, bocetos y cualquier medida o dato relevante que se haya tomado. El informe también debe recomendar cualquier otra acción, si se considera necesaria. Éstas podrían incluir inspecciones o nuevas reparaciones de la estructura. Deben entregarse copias de este informe al propietario de la presa, así como a todo el personal pertinente de la agencia de seguridad de la presa.