El ajo (Allium sativum, Liliaceae) se utiliza ampliamente como especia y hierba medicinal no sólo en su región nativa (Asia Central y noreste de Irán) sino también en todo el mundo. El ajo tiene abundantes compuestos químicos como la alicina, la aliina, las cisteínas S-alil, la tiacremonona, el disulfuro de dialilo, el sulfuro de dialilo y otros. Esta planta medicinal y sus componentes ofrecen muchos beneficios, como la eliminación de radicales libres, propiedades antiinflamatorias, anticolesterolémicas, antiúlcera gástrica, antimicrobianas, anticancerígenas y antioxidantes. El ajo también modula la actividad de varias enzimas metabolizadoras. Esta revisión resume varios estudios in vitro y en animales sobre los efectos protectores del ajo contra las toxicidades naturales y químicas. Se ha demostrado que el ajo y sus principales componentes pueden mejorar la toxicidad de diferentes agentes en el cerebro, el riñón, la sangre, el hígado, el embrión, el bazo, el páncreas, el corazón y el sistema reproductivo, en parte a través de la eliminación de radicales, el efecto antioxidante, la reducción de la peroxidación lipídica, la antiinflamación, el agente quelante, las actividades citoprotectoras, el aumento de la síntesis de proteínas en los tejidos dañados, la supresión de la apoptosis, la modulación de p53 fosfoinositida 3-cinasa, Akt, factor nuclear (derivado del eritroide 2), elemento de respuesta antioxidante, p38 MAPK, óxido nítrico sintasa inducible, ciclooxigenasa-2, fosfolipasas A2 citosólicas, la caspasa-9 escindida, la caspasa-3 escindida Bcl-2, el X asociado a Bcl-2, el receptor gamma activado por el proliferador de peroxisomas, el NF-jB, las vías de señalización del factor nuclear-kappaB y las enzimas del citocromo P450. Con ensayos clínicos controlados, el ajo podría introducirse como antídoto universal o planta protectora contra muchos agentes tóxicos.