¿Qué es la enfermedad de Chagas?
La enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana, es una infección que se observa principalmente en América Latina. Sin embargo, en los últimos años se ha observado esta infección en varios lugares del sur de Estados Unidos, como Texas, Luisiana, Carolina del Sur, Virginia, Tennessee y Oklahoma. La enfermedad de Chagas está causada por el Trypanosoma cruzi, un parásito protozoario transmitido por la sangre.
¿Cómo se transmite la enfermedad de Chagas?
La enfermedad de Chagas se transmite por la picadura de ciertos insectos, entre ellos el escarabajo besador mexicano y otros insectos relacionados. Estos escarabajos se posan en las camas de los perros y otros animales, alimentándose de la sangre de éstos mientras duermen.
Los perros se infectan con mayor frecuencia al comer las heces de los insectos infectados. Al alimentarse, estos insectos suelen defecar sobre la herida o cerca de ella; los perros ingieren las heces cuando se lamen las heridas. Los perros también pueden infectarse al comer insectos infectados o al comer roedores infectados con el parásito Trypanosoma cruzi.
«La enfermedad de Chagas también puede transmitirse a través de transfusiones de sangre canina, si un perro infectado sirve como donante de sangre.»
Una vez ingerido, el Trypanosoma cruzi entra en una serie de células del cuerpo, incluyendo las células que recubren los vasos sanguíneos, las células musculares del corazón y otras células dentro del cuerpo. El parásito se reproduce dentro de estas células, alcanzando finalmente un número suficiente para que la célula explote y libere un gran número de Trypanosoma cruzi en el torrente sanguíneo. Esta ruptura y muerte de las células es lo que provoca los efectos que se observan en la enfermedad de Chagas.
La enfermedad de Chagas también puede transmitirse a través de transfusiones de sangre canina, si un perro infectado sirve de donante de sangre.
¿Cuáles son los signos clínicos de la enfermedad de Chagas?
Los signos clínicos de la enfermedad de Chagas son variables e inespecíficos. La mayoría de los perros infectados demuestran signos sutiles, como letargo, disminución del apetito y pérdida de peso. En los casos más graves, también se pueden observar signos más graves, como desmayos, intolerancia al ejercicio, vómitos y diarrea. En el examen, su veterinario puede observar signos de insuficiencia cardíaca, líquido en el abdomen y agrandamiento de los ganglios linfáticos.
«Los signos clínicos de la enfermedad de Chagas son variables e inespecíficos»
Hay tres etapas de la infección comúnmente observadas con la enfermedad de Chagas. Cada etapa tiene signos clínicos únicos.
1. Fase aguda: En algunos casos, no se observan signos clínicos en la fase aguda de la infección. Si se observan signos clínicos, pueden incluir el agrandamiento de los ganglios linfáticos y del bazo (debido a que el sistema inmunitario del cuerpo intenta combatir la infección), encías pálidas (debido a la mala circulación), disminución del apetito y diarrea. Algunos perros pueden experimentar la muerte súbita durante esta fase de la infección, sin embargo la mayoría entrará en la fase latente.
2. Fase latente: Esta fase, que suele durar entre 1 y 4 meses, suele ser asintomática. Algunos perros pueden experimentar una muerte súbita durante esta fase de la enfermedad, sin embargo la mayoría entra en la fase crónica.
3. Fase crónica: Esta es la fase en la que se diagnostican la mayoría de los casos de la enfermedad de Chagas. A medida que los parásitos del Trypanosoma cruzi continúan replicándose dentro de los tejidos del corazón, los perros desarrollan signos de insuficiencia cardíaca. Pueden observarse arritmias (latidos irregulares) en el examen veterinario, y los propietarios de las mascotas pueden observar signos como tos, intolerancia al ejercicio y dificultad para respirar. Puede producirse una muerte súbita debido a la insuficiencia cardíaca.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Chagas?
El diagnóstico de la enfermedad de Chagas durante la fase aguda es difícil. El organismo infeccioso puede encontrarse en la sangre o en los ganglios linfáticos, pero su número suele ser tan bajo que esta técnica no es fiable para el diagnóstico. Aproximadamente tres semanas después de la infección, los niveles de anticuerpos pueden ser detectables en las pruebas de laboratorio, sin embargo, también pueden producirse falsos positivos en estas pruebas de laboratorio.
«El diagnóstico de la enfermedad de Chagas durante la fase aguda es difícil»
En la fase crónica, el diagnóstico de la enfermedad de Chagas es principalmente un diagnóstico clínico basado en la presencia de signos clínicos. Si un perro muere a causa de la enfermedad, las muestras de tejido tomadas del corazón del paciente suelen revelar cambios característicos consistentes con el Trypanosoma cruzi.
¿Cómo se trata la enfermedad de Chagas?
Actualmente no hay consenso sobre el mejor método de tratamiento para la enfermedad de Chagas. En la fase aguda, se han utilizado varios medicamentos (como el benznidazol, el ravuconazol y el albaconazol) con tasas de éxito variables. Una vez que la infección llega a la fase crónica, no hay tratamiento disponible para el Trypanosoma cruzi y el tratamiento de la enfermedad se centra en el control de la insuficiencia cardíaca y las arritmias que pueden producirse.
¿Se puede prevenir la enfermedad de Chagas?
Actualmente no hay ninguna vacuna disponible para la enfermedad de Chagas. El medio más eficaz de prevención es limitar el contacto con los insectos vectores de la enfermedad. Por este motivo, la enfermedad de Chagas es poco frecuente en zonas con viviendas modernas y se encuentra con más frecuencia en zonas rurales de bajos ingresos.
¿Afecta la enfermedad de Chagas a los seres humanos?
La enfermedad de Chagas puede afectar a los seres humanos, si entran en contacto con insectos infectados. Sin embargo, no se han registrado casos de transmisión de la enfermedad de Chagas de perro a insecto en los Estados Unidos. Todos los individuos que viven en zonas afectadas por la enfermedad de Chagas corren el riesgo de padecerla, pero es poco probable que tener un perro infectado aumente significativamente ese riesgo.