Fruta confitada

La fruta confitada existe desde el siglo XIV. La fruta entera, los trozos más pequeños de fruta o los trozos de cáscara se colocan en un jarabe de azúcar calentado, que absorbe la humedad del interior de la fruta y acaba por conservarla. Según el tamaño y el tipo de fruta, este proceso de conservación puede durar desde varios días hasta varios meses. Este proceso permite que la fruta conserve su calidad hasta un año.

Frutas confitadas

Mercado de frutas confitadas Fruta candita.JPG

Nombres alternativos

Fruta confitada, fruta glacé

Tipo

Pastelería

Ingredientes principales

Fruta o cáscara, jarabe

Fruta confitada expuesta en La Boquería de Barcelona

Cáscara de naranja confitada

El proceso continuo de empapar la fruta en jarabe hace que la fruta se sature de azúcar, impidiendo el crecimiento de microorganismos de deterioro debido a la presión osmótica desfavorable que esto crea.

Las frutas que suelen confitarse son los dátiles, las cerezas y la piña, así como el jengibre de raíz. Las principales cáscaras confitadas son la naranja y la cidra; éstas, junto con la cáscara de limón confitada, son los ingredientes habituales de la mezcla de cáscaras picadas (que también puede incluir cerezas glacé).

Las recetas varían de una región a otra, pero el principio general consiste en hervir la fruta, dejarla en remojo en soluciones de azúcar cada vez más fuertes durante varias semanas y luego secar el agua restante.

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