FACTOS: La gonorrea, o clap, es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes. (La palabra «clap» viene de «clapier», la antigua palabra francesa para burdel.)
Según la Organización Mundial de la Salud, la gonorrea causa «infecciones principalmente de la uretra en los hombres y del endocervix en las mujeres, aunque también puede infectar sitios mucosos extragenitales, incluyendo la orofaringe y el anorecto.» En pocas palabras, provoca: picor, ardor, dolor abominable y secreciones llamativas de las zonas infectadas.
Si bien los síntomas suelen aparecer aproximadamente una semana después de la infección, en un gran número de casos -sobre todo en las mujeres- no se observan síntomas. Esto no sólo contribuye a la propagación de la enfermedad, sino que la gonorrea no tratada puede provocar una enfermedad inflamatoria pélvica que puede dejar cicatrices en el útero, aumentar el riesgo de embarazo ectópico y, en última instancia, causar infertilidad. Además, los bebés nacidos de madres infectadas pueden sufrir ceguera e infecciones sanguíneas potencialmente mortales. Por último, las infecciones de gonorrea pueden elevar el riesgo de transmisión del VIH hasta en un 500%.
La gonorrea la contraen generalmente los adultos jóvenes, y como se propaga casi totalmente por la actividad sexual, la promiscuidad es el principal factor de riesgo.
Para los que están en riesgo, las pruebas son esenciales: en la mayoría de los casos la gonorrea puede tratarse con una sola dosis de antibióticos. Pero aguanten los aplausos: no sólo empiezan a surgir cepas resistentes, sino que si el sistema reproductivo ha sido dañado, los antibióticos no lo repararán.