La proteína C-reactiva (CRP) es uno de los reactantes de fase aguda más sensibles para la inflamación. La PCR es sintetizada por el hígado y consta de 5 cadenas polipeptídicas idénticas que forman un anillo de 5 miembros con un peso molecular de 105.000 daltons. La PCR complejada activa la vía clásica del complemento. La respuesta de la PCR suele preceder a los síntomas clínicos, incluida la fiebre.
Las elevaciones de la PCR son inespecíficas y pueden ser útiles para la detección de procesos inflamatorios sistémicos; para evaluar el tratamiento de infecciones bacterianas con antibióticos; para detectar infecciones intrauterinas con amniorrexis prematura concomitante; para diferenciar entre formas activas e inactivas de la enfermedad con infección concomitante, por ejemplo, en pacientes que padecen lupus eritematoso sistémico o colitis ulcerosa; para controlar terapéuticamente la enfermedad reumática y evaluar el tratamiento antiinflamatorio; para determinar la presencia de complicaciones postoperatorias en una fase temprana, como heridas infectadas, trombosis y neumonía; y para distinguir entre infección y rechazo de la médula ósea. El control postoperatorio de los niveles de PCR de los pacientes puede ayudar a reconocer complicaciones inesperadas (niveles persistentemente altos o en aumento).