La lección que Cory Booker aprendió de su padre en la que todos deberíamos pensar

La gratitud es un gran motivador.
Mis padres nunca me dejaron olvidar que había heredado un tremendo legado. Mi padre se burló una vez de mí: «Chico, no andes por esta casa como si hubieras bateado un triple; naciste en tercera base». Cuando estoy en el Senado, sé toda la lucha que costó abrir las puertas que ahora atravieso.
Nada supera el trabajo conjunto.
El individualismo a ultranza es una buena idea, pero no construyó la presa Hoover, ni nos llevó a la luna, ni cartografió el genoma humano. Reconocer que nos necesitamos los unos a los otros puede dar lugar a enormes logros.
La cultura popular es mi amiga.
Me encantan montones de programas de televisión -Modern Family, Juego de Tronos- y los superhéroes de DC y Marvel. Definitivamente hay días en los que me identifico con el Increíble Hulk.
No siempre se puede ser virtuoso.
Me hice vegana en 2014, y también he intentado dejar el azúcar recientemente. Pero es que no puedo resistirme a ciertas magdalenas y a la masa de galletas. Incluso los veganos tienen vicios.
La compasión es poder.
En mi opinión, la buena energía -bondad, decencia y amor- es la fuerza más transformadora del mundo.

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