[La peste antoniana y la decadencia del Imperio Romano]

La peste antoniana, que estalló durante el reinado de Marco Aurelio a partir del año 165 d.C. y continuó bajo el gobierno de su hijo Cómodo, desempeñó un papel tan importante que cambió la patocenosis en el Mundo Antiguo. La propagación de la epidemia se vio favorecida por la ocurrencia de dos episodios militares en los que participó el propio Marco Aurelio: la Guerra de los Partos en Mesopotamia y las guerras contra los Marcomanni en el noreste de Italia, en Noricum y en Panonia. Los relatos sobre las características clínicas de la epidemia son escasos e inconexos, y la principal fuente es Galeno, que fue testigo de la peste. Desgraciadamente, el gran médico sólo nos proporciona una breve presentación de la enfermedad, ya que su objetivo es proporcionar enfoques terapéuticos, pasando así por alto la descripción precisa de los síntomas de la enfermedad. Aunque los informes de algunos casos clínicos tratados por Galeno nos llevan a pensar que la peste antoniana fue causada por la viruela, falta la confirmación paleopatológica. Algunas pruebas arqueológicas (como los hallazgos de terracota) procedentes de Italia podrían reforzar esta opinión. En estos hallazgos se pueden observar algunos detalles que sugieren el propósito del artista de representar las clásicas pústulas de la viruela, signos típicos de la enfermedad. El alcance de la epidemia ha sido ampliamente debatido: la mayoría de los autores coinciden en que el impacto de la peste fue grave, influyendo en el reclutamiento militar, en la economía agrícola y urbana, y agotando las arcas del Estado. La peste antoniana afectó a las antiguas tradiciones romanas, dejando también una huella en la expresión artística; se registró una renovación de la espiritualidad y la religiosidad. Estos acontecimientos crearon las condiciones para la difusión de las religiones monoteístas, como el mitraísmo y el cristianismo. Este periodo, caracterizado por crisis sanitarias, sociales y económicas, preparó el terreno para la entrada en el Imperio de las tribus bárbaras vecinas y el reclutamiento de tropas bárbaras en el ejército romano; estos acontecimientos favorecieron especialmente el crecimiento cultural y político de estas poblaciones. La peste antoniana podría haber creado las condiciones para el declive del Imperio Romano y, posteriormente, para su caída en Occidente en el siglo V d.C.

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