Cuando su hijo adolescente experimenta ansiedad, las autolesiones son una de las formas en que afronta los intensos sentimientos de ansiedad. Aunque hay una variedad de razones por las que su hijo puede cortarse o participar en otras formas de autolesión, puede ver que la ansiedad tiende a impulsar este patrón poco saludable.
La ansiedad que causa la autolesión es a menudo excesiva y continua. La ansiedad frecuentemente se acumula hasta el punto en que el adolescente necesita liberar esa tensión. Y lo hace cortándose. Aunque suene extraño, hacerse daño a sí mismo es una forma de hacer frente a esas intensas emociones. Además de cortarse, un adolescente puede hacerse daño golpeándose la cabeza, tirándose del pelo, quemándose o haciéndose moratones en el cuerpo, apuñalándose, golpeándose o frotándose excesivamente la piel. Dañarse a sí mismo es el acto de infligir deliberadamente una lesión en el cuerpo sin la intención de suicidarse.
Si usted y su adolescente no están trabajando ya con un profesional de la salud mental, ése sería el primer lugar para empezar. La terapia individual para su adolescente es una forma excelente de proporcionarle apoyo profesional en materia de salud mental. Además, puede buscar un terapeuta o psicólogo especializado en el trabajo con adolescentes. Contar con otro adulto de su confianza puede ser la clave para facilitar la transición a la edad adulta. Dado que su hijo adolescente puede estar separándose de usted como padre para establecer su independencia y sentido de sí mismo, un terapeuta puede ser un modelo de conducta e incluso un mentor. Mientras tanto, y quizás más importante, las sesiones terapéuticas pueden explorar las causas subyacentes de la ansiedad, así como cualquier otro sentimiento intenso que tienda a conducir a la autolesión. Además, un terapeuta puede ayudar a un adolescente a aprender nuevas herramientas de afrontamiento para que no utilice la autolesión, sino otras formas de aliviar la ansiedad.
Además de la terapia, también puede ayudar a su hijo a aprender técnicas de relajación. Por ejemplo, el yoga, la meditación y la respiración consciente y lenta pueden ser herramientas a utilizar de forma regular. El yoga es una práctica, una forma de ejercicio, que invita a una experiencia integrada de cuerpo y mente. Sus efectos pueden experimentarse tanto de forma inmediata como a lo largo del tiempo. La meditación también es una práctica muy tranquilizadora que también puede producir experiencias curativas. Aunque la meditación puede resultar difícil al principio, el reto que supone al principio merece la pena. Por último, la respiración profunda puede ser una herramienta esencial, sobre todo justo en esos momentos intensos que, de otro modo, podrían llevar a cortarse o autolesionarse. Ayudar a su hijo a desarrollar el hábito de respirar en lugar de cortarse puede ser la práctica que elimine por completo las autolesiones.
Por último, ayudar a su hijo adolescente a examinar su autoconversación también puede ser especialmente eficaz. A menudo, si no siempre, los pensamientos y el diálogo interior son los que conducen a la autolesión. Merece la pena explorar a fondo los pensamientos que tienen lugar en respuesta al estrés de la escuela, la presión de los compañeros y otras formas de tensión psicológica.
Por supuesto, es posible que su hijo adolescente no esté dispuesto a divulgar sus pensamientos internos con usted, pero podría simplemente invitarle a escribir esos pensamientos. También puede comprar un diario o un cuaderno de dibujo para que lo utilice. Por supuesto, como padre o madre, también puede trabajar estrechamente con el terapeuta de su hijo, que estará muy familiarizado con la forma de no sólo explorar esos pensamientos, sino también de sustituirlos por otros que sean positivos y afirmen la vida. Es probable que el terapeuta esté familiarizado con la terapia cognitivo-conductual (TCC), que es una forma de terapia que examina los pensamientos y sentimientos negativos. Es común que un terapeuta de TCC utilice una herramienta llamada Diario de Pensamientos, que es una forma de documentar los pensamientos ansiosos y el resultado de esos pensamientos.