Para los consumidores preocupados por el medio ambiente, la noticia es difícil de digerir: la leche de almendras no es saludable para el planeta y el popular sustituto de la leche es especialmente duro para las abejas. Nuestra reciente investigación sobre la relación entre la industria de la almendra en California y la muerte de 50.000 millones de abejas comerciales ha dado mucho que hablar. La historia, ampliamente leída, provocó una respuesta principal de los lectores: «¿Qué deberíamos beber en su lugar?»
Esta es una pregunta espinosa, y los expertos en sostenibilidad alimentaria son reacios a señalar una leche vegetal como la mejor porque todas tienen pros y contras.
Pero vamos a intentarlo.
Una cosa está clara. Todas las alternativas a la leche son mucho mejores para el planeta que los lácteos. Un estudio realizado en 2018 por investigadores de la Universidad de Oxford demostró que la producción de un vaso de leche láctea genera casi tres veces más emisiones de gases de efecto invernadero que cualquier leche de origen vegetal y consume nueve veces más tierra que cualquiera de las alternativas lácteas. (Se necesita tierra para pastar a las vacas y cultivar su alimento, que los animales eructan en forma de metano.)
Las leches vegetales pueden, sin embargo, tener un lado oscuro, como cuando cualquier cultivo se produce en cantidades masivas. Es importante tener en cuenta no sólo si se cultivan con métodos ecológicos. También hay que tener en cuenta cómo afecta el cultivo a las personas y a los hábitats autóctonos de los países en desarrollo, la huella de carbono y el uso del agua. Y aunque cada producto tiene sus ventajas y desventajas, algunas leches vegetales son más sostenibles que otras.
A partir de entrevistas con expertos, he aquí una clasificación medioambiental de las leches vegetales, desde la decepcionantemente ácida hasta la sosteniblemente dulce.