Los mezcladores se llevan un porcentaje de la tarifa de transacción del total de monedas mezcladas para obtener un beneficio, normalmente un 1-3%. La mezcla ayuda a proteger la privacidad y también puede ser utilizada para el lavado de dinero al mezclar fondos obtenidos ilegalmente. La mezcla de grandes cantidades de dinero puede ser ilegal, ya que viola las leyes contra el blanqueo. El autor de delitos financieros Jeffrey Robinson ha sugerido que los tumblers deberían ser penalizados debido a su posible uso en actividades ilegales, concretamente en la financiación del terrorismo; sin embargo, un informe del CTC sugiere que dicho uso en actividades relacionadas con el terrorismo es «relativamente limitado». Ha habido al menos un incidente en el que un intercambio ha puesto en la lista negra depósitos «contaminados» que descienden de bitcoins robados.
La existencia de tumblers ha facilitado el uso anónimo de los mercados de la darknet y ha dificultado el trabajo de las fuerzas de seguridad.
En febrero de 2020, el presunto operador de un tumbler de criptodivisas fue acusado de «conspiración de lavado de dinero, de operar un negocio de transmisión de dinero sin licencia y de realizar transmisiones de dinero sin una licencia del Distrito de Columbia.»