La hemorragia variceal es una de las principales complicaciones de la hipertensión portal. La hemorragia por várices gástricas (VG) es menos frecuente que la hemorragia por várices esofágicas (VE), sin embargo, se asocia a una elevada morbilidad y mortalidad. La obliteración transvenosa retrógrada ocluida con balón es un procedimiento establecido para el tratamiento de las várices gástricas en Japón y ha mostrado resultados prometedores en la última década. La tasa de éxito técnico, la tasa de obliteración por intención de tratar (incluidos los procedimientos de OTRB técnicamente fallidos) y la tasa de obliteración de várices gástricas de los procedimientos de OTRB técnicamente exitosos fue del 91% (79-100%), 86% (73-100%) y 94% (75-100), respectivamente. La OTRB consigue controlar la hemorragia activa de las várices gástricas en el 95% de los casos (91-100%) y reducir significativamente o resolver la encefalopatía en el 100% de los casos. Sin embargo, la OTRB desvía la sangre a la circulación portal y aumenta la hipertensión portal, lo que agrava las varices esofágicas con su potencial de sangrado. Las tasas de agravamiento de las varices esofágicas a 1, 2 y 3 años son del 27-35%, 45-66% y 45-91%, respectivamente. La tasa de reagudización de las várices gástricas en los procedimientos de OTRB con éxito, la tasa de reagudización de las várices gástricas con intención de tratamiento y la tasa de reagudización de las várices global (todos los tipos de várices) son del 3,2 al 8,7%, del 10 al 20% y del 19 al 31%, respectivamente. Sin embargo, la ventaja de desviar la sangre hacia la circulación portal y potencialmente hacia el hígado es la mejora de la función hepática y la posible supervivencia del paciente. Lamentablemente, la mejora de la función hepática es transitoria (durante 6-12 meses); sin embargo, se conserva a largo plazo (1-3 años). Las tasas de supervivencia de los pacientes a 1, 2, 3 y 5 años son del 83-98%, 76-79%, 66-85% y 39-69%, respectivamente. La supervivencia de los pacientes está determinada por la reserva hepática basal y la presencia de carcinoma hepatocelular.