La hipótesis también afirma que Persas era la segunda parte de la trilogía que incluía también a Fineo como primera parte y a Glauco como conclusión; a la trilogía, como era costumbre, le seguía una obra de teatro satírica titulada Prometeo (y que ahora se conoce como Prometeo el Encendedor).
Otro dato curioso que podemos leer en la hipótesis es que el futuro líder de Atenas, Pericles, sirvió como choregos de esta trilogía, es decir, su principal patrocinador y financiador.
Personajes y escenario
Personajes
– Jerjes, rey de Persia
– La reina madre de Persia, madre de Jerjes y viuda de Darío (llamada Atossa en la hipótesis)
– El fantasma de Darío, el anterior rey persa
– Mensajero
– Coro de ancianos persas
Situación
La escena es el palacio real persa de Susa, cerca de la tumba del recién fallecido gobernante de Persia, Darío el Grande; el año es el 480 a.C.
Resumen de Persas
Parodos (Canción de entrada)
Al comienzo de Persas, el coro de ancianos entra en escena y describe la gloria del ejército persa, que (como sabemos) se ha embarcado recientemente en una misión para conquistar Grecia, dirigido por su comandante supremo, Jerjes.
Primer episodio
Sus cantos de gloria (entremezclados con oscuras premoniciones y tácitas angustias) son interrumpidos por la madre de Jerjes, Atossa, que entra en escena profundamente angustiada tanto por un sueño como por una visión de vigilia.
En el sueño, cuenta al Coro, su hijo había sido humillado por una dama griega justo después de someter a su voluntad a una persa. Asimismo, en la visión, un halcón arrancaba con sus garras la cabeza de un águila, que «no hacía más que acobardarse y ceder su cuerpo a su enemigo».
De repente, llega un mensajero e informa de que el poderoso ejército de Jerjes ha sido derrotado decisivamente por los griegos en la gran batalla marítima de Salamina.
Y no sólo han sido destruidas casi todas las naves persas en el estrecho de Salamina, sino que también el ejército de tierra ha sido prácticamente aniquilado por las catástrofes naturales durante su retirada; afortunadamente, Jerjes sigue vivo y debería regresar pronto a Susa.
Costumbremente, el primer episodio termina con una oda coral (primer stasimon) en la que se lamenta la derrota persa, y se escudriña su magnitud y efectos.
Segundo episodio
En el breve segundo episodio de Persas, la afligida reina prepara una ofrenda a los dioses del Inframundo, con la esperanza de que esto haga regresar a su palacio al espectro del difunto rey Darío. Pocos años después de su muerte, Persia parece necesitar más que nunca su sabiduría y destreza militar.
En su tercera oda coral (y segundo stasimon), el Coro convoca al espíritu de Darío.
Tercer episodio
Los deseos de los Ancianos y de Atossa se cumplen, y el fantasma de Darío aparece sobre su propia tumba. Tras recibir la noticia del fallecimiento de Jerjes, revela su sorpresa por la rapidez con la que «el cumplimiento de los oráculos ha llegado realmente.»
Sin embargo, añade, esto debió ser acelerado por la ignorancia, la temeridad, la arrogancia y la arrogancia de Jerjes, quien, en su deseo de llegar a ser más grande que su padre, desafió a los propios dioses «cuando concibió la esperanza de que podría por medio de grilletes, como si fuera un esclavo, frenar la corriente del sagrado Helesponto, el Bósforo, una corriente divina.»
Antes de que Darío se marche, aconseja a su viuda que esté al lado de su inconsolable hijo tras su regreso, y que le prepare entretanto ropas adecuadas, ya que, como dice, «por el dolor de sus desgracias, la ropa bordada que llevaba se ha hecho jirones.»
Exodos (Canción de salida)
Finalmente, Jerjes regresa, y todo, desde su entrada hasta el final de la obra, es un continuo lamento, primero cantado por el Coro a solas, luego compartido con el rey; éste, desatendido y en harapos, parece mucho más un indigente de toda la vida que el todavía poderoso gobernante de Asia.
Un breve análisis
Puesto que Persas es la primera obra griega que ha llegado hasta nosotros, no es de extrañar que su estructura sea más bien sencilla y directa: en ninguna escena conversan más de dos actores, y el Coro desempeña un papel bastante destacado a lo largo de toda la obra.
Interesantemente, más que de la mitología, la obra toma su argumento de un acontecimiento histórico real, la batalla de Salamina, que había ocurrido apenas ocho años antes de que Persas se pusiera en escena (en el 472). Y ni siquiera fue la primera tragedia que trató el tema: escrita en el 476, la obra perdida de Frínico, Las mujeres fenicias, cubría prácticamente el mismo terreno.
Hay, por supuesto, una razón para ello: los griegos se enorgullecían de sus famosas victorias contra el enorme imperio persa, especialmente con la decisiva de la batalla de Salamina.¡
Y esto es evidente a lo largo de la obra, que -aunque ostensiblemente es una tragedia contada desde el punto de vista de los vencidos- está atravesada por comprensibles prejuicios y veneros implícitos de Atenas y la cultura griega; de hecho, en no menos de ocho lugares, los persas se refieren a sí mismos como bárbaros!
Este sentimiento culmina en la escena crucial de la obra -el tercer episodio- cuando, preguntado por el Coro de Ancianos «¿Cómo, después de este revés, podemos nosotros, el pueblo de Persia, prosperar mejor en el tiempo venidero?», el Fantasma de Darío responde: «Si no salís al campo de batalla contra la tierra de los helenos, aunque las fuerzas de los medos superen a las suyas».»
Fuentes
Hay muchas traducciones de Persia disponibles en línea, tanto en verso como en prosa; si te gusta esta última, puedes leer la traducción de Herbert Weir Smyth para la Loeb Classical Library aquí. Si, por el contrario, prefiere la poesía, no dude en adentrarse en la adaptación rimada de Gilbert Murray aquí.
Ver también: Oresteia, Los suplicantes, Los siete contra Tebas, Prometeo atado