Pie hendido | Diagnóstico y tratamientos

¿Cómo se diagnostica el pie hendido?

El pie hendido se desarrolla durante el desarrollo fetal, cuando se están formando los huesos del pie. A veces puede detectarse en una ecografía prenatal rutinaria. Tras el nacimiento del bebé, la deformidad es visible.

Los detalles del diagnóstico suelen confirmarse mediante un examen físico y radiografías. El médico de su hijo evaluará de cerca cada estructura anatómica del pie de su hijo, determinando lo que está presente o ausente, lo que es normal o anormal. El médico evaluará detenidamente los tejidos blandos del pie de su hijo, incluidos los ligamentos, los vasos sanguíneos, los nervios y los músculos.

Si a su hijo se le diagnostica un pie hendido, el médico comprobará si existen otras deformidades o síndromes asociados.

¿Cómo se trata el pie hendido?

No todos los niños necesitan una intervención quirúrgica para un pie hendido; puede que no sea necesaria si su hijo tiene un buen uso del pie y la deformidad no es demasiado grave. Sin embargo, si el pie de su hijo tiene problemas funcionales o estéticos importantes, su médico puede recomendar la cirugía.

Los cirujanos realizarán la cirugía al principio de la vida de un niño si las deformidades del pie hendido son progresivas (empeorarán con el tiempo) – como la sindactilia (unión) entre los dedos, o los huesos transversales entre los dígitos. Si el pie hendido no tiene deformidades progresivas, la cirugía puede realizarse cuando el niño tiene 1 ó 2 años.

Si es necesario operar para reparar un pie hendido, los cirujanos disponen de muchos enfoques diferentes. El momento y la secuencia de los procedimientos varían de un niño a otro, pero en general, el primer procedimiento suele realizarse cuando, o después, el niño tiene 1 o 2 años, edad suficiente para tolerar bien la anestesia y la cirugía.

En general, los objetivos de la cirugía son:

  • cerrar la hendidura y asegurarse de que su hijo pueda utilizar su pie de forma eficaz
  • reorganizar la piel y los tejidos blandos
  • estabilizar o transferir los huesos del pie

Cuidar de su hijo después de la cirugía y hasta la infancia

Durante unas cuatro a seis semanas después de la cirugía, su bebé estará con una escayola estabilizada con clavos. Después de este periodo, el médico puede retirar la escayola y los clavos en la consulta sin sedación.

Durante varias semanas, su hijo llevará una férula en la cama para mantener la alineación y ayudar a la reducción de la cicatriz. Recibirá terapia ocupacional hasta que consiga un movimiento activo flexible y un uso apropiado para el desarrollo de su pie, tiempo durante el cual el médico supervisará su progreso mensualmente. A continuación, el médico les hará un seguimiento anual hasta que dejen de crecer (alcancen la madurez esquelética).

¿Cuál es el pronóstico a largo plazo?

La calidad de la reconstrucción del pie de su hijo depende en gran medida de la gravedad de la malformación original. Como resultado de la cirugía, puede esperar que tenga un pie funcional y una mejora en la apariencia del pie. La alineación de los dedos también debería mejorar.

A medida que su hijo crece, algunas lagunas y deformidades que fueron reconstruidas por su cirugía original pueden reaparecer. En estos casos, pueden ser necesarios procedimientos adicionales.

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