La Placa de Cocos se creó por la propagación del fondo marino a lo largo de la Subida del Pacífico Oriental y la Dorsal de Cocos, concretamente en una zona complicada que los geólogos llaman sistema de propagación Cocos-Nazca. Desde la elevación, la placa es empujada hacia el este y empujada o arrastrada (quizás ambas cosas) bajo la menos densa Placa del Caribe, en el proceso llamado subducción. El borde de ataque subducido se calienta y añade su agua al manto que se encuentra sobre él. En la capa del manto llamada astenosfera, la roca del manto se funde para formar magma, atrapando el agua sobrecalentada bajo una gran presión. Como resultado, al noreste del borde de subducción se encuentra el arco continuo de volcanes -también conocido como Arco Volcánico de América Central- que se extiende desde Costa Rica hasta Guatemala, y un cinturón de terremotos que se extiende más al norte, hasta México.
El límite norte de la Placa de Cocos es la Fosa de América Media. El límite oriental es una falla de transformación, la Zona de Fractura de Panamá. El límite meridional es una dorsal medio-oceánica, la Subida de Galápagos. El límite occidental es otra dorsal oceánica, la Cordillera del Pacífico Oriental.
Un punto caliente bajo las Islas Galápagos se encuentra a lo largo de la Cordillera de Galápagos. (ver punto caliente de Galápagos y Microplaca de Galápagos)
Se cree que la Placa de Rivera al norte de la Placa de Cocos se separó de la Placa de Cocos hace 5-10 millones de años. El límite entre las dos placas parece carecer de una falla de transformación definida, aunque se consideran distintas. Tras su separación de la Placa de Cocos, la Placa de Rivera comenzó a actuar como una microplaca independiente.
El devastador terremoto de la Ciudad de México de 1985 y el terremoto de Chiapas de 2017 fueron resultados de la subducción de la Placa de Cocos bajo la Placa Norteamericana. Los devastadores terremotos de El Salvador de enero y febrero de 2001 fueron generados por la subducción de esta placa bajo la Placa del Caribe.