El miedo o la ansiedad provocados por la situaciones sociales son desproporcionados al riesgo real de evaluación negativa. Sin embargo, la ansiedad resultante provoca que estas situaciones se eviten o se soporten con intensa angustia y profundo malestar.
La exposición a situaciones sociales provoca el temor a ser evaluado negativamente por los demás. El paciente teme ser juzgado por otras personas. Teme que lo consideren ansioso, débil, intimidante, sucio, desagradable o loco. Teme también actuar o mostrarse de una determinada manera en la que pueda él creer que hace pensar a los demás algo negativo de él. Teme manifestar ante los demás síntomas que puedan ser evaluados negativamente, como: ruborizarse, sudar, tartamudear, oler mal o evitar el contacto ocular.
El trastorno de ansiedad social fue reconocido como un diagnostico independiente a partir de 1980 (DSM-III). Previamente se agrupó dentro de las demás fobias específicas. Con ello, se reconoció que el trastorno de ansiedad social tiene unas características diferenciadas de las fobias específicas, como la comorbilidad con otros trastornos mentales, la importante afectación de la calidad de vida y el riesgo aumentado de consumo de alcohol y otras sustancias adictivas. Hoy en día, se sigue clasificando como una entidad independiente dentro de la categoría de los trastornos de ansiedad.
El trastorno de ansiedad social debe diferenciarse de otros trastornos de ansiedad:
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trastorno de angustia (la aparición de crisis de ansiedad espontáneas, no relacionadas con situaciones de exposición social).
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trastorno de ansiedad generalizada (la presencia de un estado persistente de ansiedad y aprensión).
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trastorno de estrés postraumático (en el que puede haber conductas de evitación relacionadas con una situación vivida en la que se comprometió la vida o integridad del sujeto).
La fobia social es un trastorno relativamente frecuente entre la población. El mayor estudio de prevalencia de enfermedades mentales realizado hasta la fecha en Estado Unidos, el National Comorbidity Survey Replication (NCSR), documentó que hasta un 12,1 % de los norteamericanos tienen fobia social a lo largo de la vida. Un segundo estudio más antiguo, pero también de elevado prestigio y validez, informó de una prevalencia para la fobia social del 3,7 % en los últimos doce meses. Estos datos sitúan al trastorno de ansiedad social en el cuarto lugar en orden de frecuencia de los trastornos mentales, por detrás de la depresión, el abuso de alcohol y las fobias simples.