Saber cuándo llamar al veterinario por su gato

Este artículo debe ir precedido de un GRAN descargo de responsabilidad: no tengo formación en medicina veterinaria y no tengo conocimientos en este campo. Confío en mi propio veterinario, que conoce a mis gatos, para que utilice su formación y experiencia en el diagnóstico de los males de mis gatos, cuando esté indicado. Escribo sólo desde el punto de vista de alguien que ha compartido mi casa con docenas de gatos durante un número igual de años. He tenido gatos con moquillo, gatos con cáncer, gatos con FLUTD, gatos con enfermedades dentales y en numerosas ocasiones, gatos con abscesos y/o otras lesiones. Si añadimos un surtido de enfermedades no diagnosticadas (pero no no tratadas), he tenido mi cuota de visitas al veterinario. Y aprendí a una edad muy temprana lo urgentes que pueden ser esos viajes.

A menudo recibo correos electrónicos de personas que describen varios síntomas que sus gatos están mostrando y preguntan si tengo alguna idea de las causas. Aunque a menudo tengo ideas u opiniones, mi respuesta es siempre la misma: «Aunque fuera veterinario, no intentaría diagnosticar a su mascota sin un examen personal exhaustivo. Su gatito necesita ser visto por un veterinario, sin demora»

Aquí hay tres sencillas reglas que he ideado.

La primera regla es «Conozca a su gato»

No puedo insistir demasiado en la importancia de conocer a su gato a fondo. Mediante la observación diaria, y a través de sus sesiones de caricias (durante las cuales aprenderá el «tacto» normal del cuerpo de su gato), aprenda todo sobre la condición física normal de su gato. Al aprender lo «normal», podrá detectar más fácilmente cuándo su gato está «fuera de control». Observe las siguientes rutinas de su gato:

  • Sus hábitos alimenticios
    ¿Se devora la comida de una sola vez o se pasa el día «pastando»? Una repentina falta de apetito debería ser motivo de preocupación, sobre todo si se combina con otros síntomas.
  • Sus hábitos de eliminación
    Familiarícese con el tamaño, color, consistencia y olor de las heces de su gato. Observe el color y la cantidad de su orina normal, y la frecuencia con la que orina normalmente. La diarrea, el estreñimiento o el esfuerzo para orinar son señales de alarma que indican que su gato necesita ser visto por su veterinario.
  • Su marcha normal
    Un gato normalmente camina con una zancada decidida, a pasos medidos. Los cambios en la forma de caminar de un gato pueden significar una lesión o artritis, y un veterinario puede ayudar.
  • Actividad
    ¿Su gato está siempre dispuesto a jugar? ¿Es normalmente enérgico, por ejemplo, corriendo en lugar de caminar de un lugar a otro? Los gatos normalmente se vuelven menos activos a medida que envejecen, pero incluso un gato mayor debe jugar cuando se le presenta un juguete interactivo. Los cambios repentinos en el nivel de actividad de su gato pueden indicar una lesión, letargo o depresión, todos ellos síntomas que deben llevarle al veterinario.
  • Hábitos de aseo
    Los gatos son normalmente criaturas fastidiosas, y pasarán gran parte de sus horas de vigilia aseándose. El hecho de no asearse con regularidad, lo que se traduce en un pelaje grasiento, enmarañado y descuidado, puede estar causado por la artritis o la depresión, entre otras causas, y es una señal de que el gato necesita ayuda. En la otra cara de la moneda, un gato que de repente empieza a acicalarse excesivamente en una zona concreta, puede sufrir una irritación de la piel, causada por pulgas, ácaros o por el propio acicalamiento, y debe ser visto por un veterinario.
  • Su sociabilidad
    Aunque los gatos tienen fama de independientes, la mayoría de ellos son muy sociables con los demás ocupantes de su hogar, tanto humanos como de cuatro patas. Un gato anteriormente sociable que de repente empieza a acurrucarse en un rincón tiene problemas, ya sean físicos o emocionales, y necesita ayuda profesional.
  • Cambios de comportamiento
    El ejemplo clásico es un gato que de repente empieza a orinar fuera de la caja de arena. Siempre que la caja esté limpia, y no haya cambios ambientales recientes (nuevo gato, nuevo bebé, cambio de residencia), la micción inapropiada suele ser síntoma de una obstrucción del tracto urinario inferior o de una infección, ambas condiciones muy graves. Debe ser visto por un profesional, sin demora.

La segunda regla es «En caso de duda, llame al veterinario»

Si su gato muestra alguno de los síntomas anteriormente enumerados durante más de 12 horas, o más de uno de ellos durante cualquier periodo de tiempo, yo aconsejaría llamar al veterinario sin demora. Obviamente, las emergencias son sólo eso, y esperar cualquier tiempo podría poner a su gato en riesgo.

Emergencias

Las emergencias incluyen lesiones por accidentes, quemaduras, posibles envenenamientos, picaduras o mordeduras de insectos, convulsiones o ingestión de objetos extraños, entre otros. Todas estas condiciones indican una llamada a su veterinario en horario de oficina, o una llamada a la clínica veterinaria de urgencias más cercana fuera del horario de atención. Otras condiciones límite, como los vómitos repentinos y continuos o el letargo extremo también merecen una llamada telefónica inmediata.

Nuestro gato mayor, Bubba, vomita con bastante frecuencia, normalmente poco después de comer. Hemos aprendido a no alarmarnos demasiado por ello, porque le hemos hecho revisar por nuestro veterinario varias veces. Algunos gatos comen demasiado rápido y, si tienen un estómago especialmente sensible, vomitan. Aun así, siempre lo vigilamos de cerca después de estos incidentes, y si alguna vez mostrara cualquier otro signo de enfermedad (letargo, debilidad, vómitos continuos o el significativo «tercer párpado»), lo llevaríamos al veterinario inmediatamente. Hemos tenido motivos para hacerlo en un par de ocasiones.

La tercera regla es «saber cuándo buscar en la web»

Internet ofrece una maravillosa variedad de información para quienes la buscan, y la gran cantidad de artículos veterinarios sobre diversas enfermedades y condiciones es un buen ejemplo. Soy tan rápido como la siguiente persona en apuntar el ratón para buscar más información sobre una condición particular, como he hecho con Bubba en más de una ocasión. Pero sólo lo hice después de que nuestro veterinario examinara a Bubba e iniciara un tratamiento. Estoy segura de que nuestro veterinario pensó que yo era una pesada, porque leía un artículo y le llamaba diciendo: «¿Qué pasa con este o aquel posible diagnóstico?». Sin embargo, fue comprensivo y sometió a Bubba a todas las pruebas que le sugerí, para tranquilizarme. También me escuchaba cuando le sugería algún tratamiento alternativo sobre el que había leído. Si pensaba que un remedio holístico podría ayudar, pero sobre todo que no haría daño, lo probaría. Si no, me explicaba por qué no era apropiado.

La conclusión es que si su gato presenta algún síntoma inusual o una combinación de síntomas, coja primero el teléfono y, después de que su veterinario haya examinado a su gatito y le haya prescrito un tratamiento, coja el ratón y navegue a su antojo, para entender mejor el estado de su gato.

Deja un comentario