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Estar en bancarrota es un lastre

La mayoría de las personas han experimentado estar en bancarrota en un momento u otro. Yo sé que lo he hecho. En mi sencilla definición, «arruinado» significa tener un techo sobre la cabeza, comida en el frigorífico (aunque pienses que nunca tienes nada bueno que comer en casa), ropa, zapatos y un coche o una bicicleta; pero tu teléfono puede tener unos cuantos años, y te preparas tu propio café antes de ir a trabajar, y probablemente no te tomas vacaciones lujosas.

Estar en bancarrota significa no tener suficiente dinero para los artículos varios que queremos en nuestra vida -el último iPhone, comidas caras o ropa de diseño- pero, en última instancia, arreglárselas y esperar que lleguen días mejores.

Ser pobre es una crisis

Por otro lado, ser pobre significa no tener un techo sobre la cabeza o saber de dónde vendrá tu próxima comida. Significa que una sola sorpresa, un accidente o un problema médico sería catastrófico. Significa que la esperanza es tan difícil de conseguir como una noche de sueño decente. La pobreza es una condición que amenaza la vida y que afecta a familias enteras en todo el país. Rezo para que tú y yo nunca la experimentemos.

Puede que no todos tengamos el coche más nuevo, los juguetes más brillantes o los aparatos más modernos, pero ¿sabes qué? No pasa nada. Podemos quejarnos a veces de no tener las cosas que queremos, pero debemos ser respetuosos con la diferencia entre arruinado y pobre para no silenciar las luchas de tantos estadounidenses.

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