Los Trastornos Sexuales Femeninos (FSD) incluyen una experiencia individual compleja y multidimensional que puede cambiar a medida que el individuo envejece, lo que sugiere que estos problemas son causados por múltiples factores, incluyendo factores psicosociales, relaciones personales, cambios patológicos causados por enfermedades e influencias farmacológicas. La menopausia es un momento importante para las mujeres de mediana edad y los cambios fisiológicos posmenopáusicos podrían tener un papel importante en el desarrollo de los TFS. Todavía se sabe poco sobre su correcta definición y tratamiento. Su incidencia, prevalencia y factores de riesgo son difíciles de definir debido al alto nivel de solapamiento en la experiencia de los problemas con el deseo, la excitación y el orgasmo. Se conocen pocas evidencias sobre el mejor enfoque terapéutico, y se han descrito opciones de tratamiento tanto no farmacológicas como farmacológicas. Entre ellas, los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 podrían ser una opción eficaz para muchos subtipos de trastornos sexuales femeninos, con una mejora en diferentes aspectos de la función sexual, como el deseo, la excitación, el orgasmo y la satisfacción sexual. En este trabajo los autores revisaron lo que ya se conoce sobre el uso de estos agentes vasoactivos, en particular el tadalafilo, como opción de tratamiento para los trastornos sexuales femeninos.