Si usted, o una persona cercana a usted, tiene episodios frecuentes de cambios de humor extremos, pasando de periodos de manía, o de un buen humor exageradamente elevado, a experimentar rápidamente un estado de ánimo más bajo o deprimido a menudo sin razón, puede tener un trastorno bipolar. Hablemos de este trastorno y de cómo se puede controlar. Como acabamos de decir, el trastorno bipolar es una afección cerebral que provoca cambios inusuales en el estado de ánimo, la energía y la capacidad para llevar a cabo las tareas diarias. Los síntomas pueden ser graves y durar de días a meses. Una persona con trastorno bipolar puede distraerse fácilmente, tener poca necesidad de dormir, tener poco juicio y control del temperamento, y mostrar un comportamiento imprudente y una falta de autocontrol. Pueden tener estados de ánimo muy elevados, estar muy implicados en sus actividades y, en ocasiones, parecer muy agitados o irritados. Por otro lado, los síntomas depresivos del trastorno bipolar pueden incluir tristeza diaria, dificultad para concentrarse, problemas de alimentación, falta de energía, sentimiento de inutilidad y pensamientos de muerte o suicidio. Las personas con trastorno bipolar tienen un mayor riesgo de suicidio que las que no padecen esta enfermedad. También pueden abusar del alcohol u otras sustancias, lo que normalmente sólo empeora sus síntomas. Entonces, ¿cómo se trata el trastorno bipolar? Los principales objetivos del tratamiento son ayudar a la persona a no pasar de una fase a otra, evitar la necesidad de permanecer en un hospital o centro de tratamiento, ayudar al paciente a funcionar lo mejor posible entre episodios, prevenir las autolesiones y el suicidio, y hacer que los episodios bipolares sean menos frecuentes y menos graves. Hay que tener en cuenta que los periodos de depresión o manía suelen reaparecer en una persona con trastorno bipolar, incluso cuando recibe tratamiento. Los fármacos, llamados estabilizadores del estado de ánimo, suelen ser la primera línea de tratamiento. Suelen ir acompañados de psicoterapia y psicoeducación. Una persona con trastorno bipolar puede necesitar también medicamentos más fuertes, como antipsicóticos o anticonvulsivos. Los ansiolíticos y los antidepresivos para tratar la depresión son problemáticos porque pueden aumentar la probabilidad de que se produzca un episodio maníaco aunque la persona tome también un estabilizador del estado de ánimo. Algunos pacientes pueden someterse a un procedimiento denominado terapia electroconvulsiva, en el que se les aplica una pequeña cantidad de corriente eléctrica en la cabeza para provocar una actividad convulsiva en el cerebro para tratar la depresión o la manía. Existen pruebas que apoyan este tratamiento, pero son limitadas. Los programas de apoyo a las personas con trastorno bipolar son importantes. Los programas familiares que combinan el apoyo y la educación sobre el trastorno bipolar pueden ayudar a las familias a sobrellevar la situación y reducir las probabilidades de que los síntomas vuelvan a aparecer. Los programas que ofrecen servicios de extensión y apoyo comunitario pueden ayudar a las personas que no tienen apoyo familiar y social. También es importante que las personas con trastorno bipolar aprendan a sobrellevar sus síntomas, a dormir lo suficiente, a llevar un estilo de vida saludable, a evitar las drogas recreativas y a tomar sus medicamentos correctamente, y que aprendan a estar atentos a los primeros signos de reaparición de los síntomas, teniendo un plan de acción para saber qué hacer en caso de que vuelvan. Además, hay que tener en cuenta que el apoyo es muy importante en el tratamiento del trastorno bipolar. Los miembros de la familia pueden ayudar al paciente a encontrar los servicios de apoyo adecuados y asegurarse de que toma su medicación correctamente.