OBJETIVO: Observar cómo la comunicación de los profesionales de la salud sobre la alimentación infantil es percibida por las madres primerizas. DISEÑO: Entrevistas cualitativas semiestructuradas al principio del embarazo y entre 6 y 10 semanas después del parto. SUJETOS Y ENTORNO: Veintiuna mujeres blancas de bajos ingresos que esperaban su primer bebé fueron entrevistadas en su mayoría en casa, a menudo con su pareja o un familiar. RESULTADOS: Los aspectos personales y prácticos de la alimentación del bebé que eran importantes para las mujeres rara vez se discutieron en detalle en las entrevistas prenatales. En las entrevistas postnatales, las mujeres describieron que las palabras solas para animarlas a amamantar eran insuficientes. Se valoró el aprendizaje de habilidades prácticas al estilo de los aprendices, especialmente el tiempo dedicado a observar cómo alimentaban a su bebé. Las mujeres prefieren que se les muestren las habilidades en lugar de que se les diga cómo hacerlas. Algunas se sienten presionadas para dar el pecho y las madres que dan el biberón en las salas postnatales se sienten desatendidas en comparación. Las mujeres prefieren que se les facilite la toma de decisiones en lugar de que se les aconseje lo que deben hacer. Algunas mujeres se sintieron angustiadas al exponer sus pechos y ser tocadas por los profesionales sanitarios. La continuidad de la atención y la formación de una relación personal con un profesional sanitario que pudiera tranquilizarlas fueron factores clave asociados a la satisfacción con la comunicación sobre la alimentación del lactante. CONCLUSIONES: El objetivo de la alimentación infantil para muchas mujeres es un bebé satisfecho y próspero. En cambio, las mujeres perciben que el objetivo de los profesionales sanitarios es la continuación de la lactancia materna. Estos objetivos diferentes pueden dar lugar a la insatisfacción con la comunicación, que a menudo se considera «centrada en la lactancia» en lugar de «centrada en la mujer». Las palabras de apoyo a la lactancia suelen ser insuficientes y las mujeres valoran las demostraciones prácticas y que se les muestre cómo alimentar a su bebé. Pasar tiempo con una comadrona atenta con la que la mujer haya desarrollado una relación personal y continuada era muy valorado. Las mujeres querían mantener la propiedad, el control y la responsabilidad de su propia toma de decisiones sobre la alimentación del bebé.