La canalización es un concepto de ingeniería de tráfico que emplea el uso de carreteras secundarias para separar ciertos flujos de tráfico de los carriles principales. Este método se impuso en Estados Unidos en la década de 1950. Uno de los métodos más eficaces y eficientes para controlar el tráfico en una autopista es la adopción de elevadas normas de diseño geométrico de las intersecciones. La canalización es una parte integral de las intersecciones a nivel y se utiliza para separar los movimientos de giro de los movimientos de paso cuando se considera aconsejable y, por lo tanto, ayuda a reducir en gran medida la intensidad y la frecuencia de la pérdida de vidas y bienes debido a los accidentes. Una canalización adecuada aumenta la capacidad, mejora la seguridad, proporciona la máxima comodidad e infunde confianza a los conductores. Una canalización inadecuada tiene el efecto contrario y puede ser peor que ninguna. La canalización excesiva debe evitarse porque puede crear confusión y empeorar las operaciones. La canalización de las intersecciones a nivel es la separación o regulación de los movimientos de tráfico conflictivos en trayectorias definidas mediante el uso de marcas en el pavimento, islas elevadas u otros medios adecuados para facilitar el movimiento seguro y ordenado tanto de los vehículos como de los peatones.