Los eventos «superdifusores» y el amplio contacto de persona a persona impulsaron un brote de síndrome pulmonar por hantavirus en un pequeño pueblo de Argentina entre 2018 y 2019, según una investigación publicada hoy en The New England Journal of Medicine.
En el artículo, un equipo científico internacional informa de las características genéticas, clínicas y epidemiológicas del brote causado por el virus de los Andes, un miembro de la familia de los hantavirus. El análisis del grupo podría ayudar a los médicos y a los funcionarios de salud pública a gestionar los brotes de otras enfermedades víricas con patrones de transmisión similares, como el COVID-19.
El virus de los Andes es transportado por roedores salvajes nativos de Sudamérica, y las personas pueden infectarse a través de la exposición a animales infectados o a sus excrementos. Al igual que otros hantavirus, la infección por el virus de los Andes puede provocar una enfermedad respiratoria grave y a menudo mortal en los seres humanos, denominada síndrome pulmonar por hantavirus (SPH). Es importante destacar que el virus de los Andes es el único hantavirus conocido que se transmite de persona a persona. Quienes entran en contacto directo con un individuo infectado o con sus fluidos corporales, o quienes pasan tiempo cerca de una persona enferma, también pueden infectarse. En la actualidad, no se dispone de vacunas o fármacos autorizados para tratar la enfermedad.
Según el estudio, dirigido por científicos del Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de Estados Unidos (USAMRIID) y de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr. Carlos G. Malbran (ANLIS), los grandes eventos sociales y la elevada carga viral de los individuos infectados impulsaron la transmisión de persona a persona del virus de los Andes durante el brote. Los investigadores colaboraron con las autoridades sanitarias locales para elaborar un «cuadro» epidemiológico casi completo en el que se reconstruyen los eventos de transmisión específicos de los 34 casos confirmados. Rastrearon el origen del brote hasta un único evento de contagio y documentaron una tasa global de mortalidad del 32%.
Aunque la propagación de persona a persona del virus de los Andes se describió por primera vez en 1996, el brote reciente fue el más extenso registrado hasta la fecha en cuanto a la transmisión de persona a persona del virus. El análisis genómico del equipo mostró una sorprendente similitud entre las secuencias del brote de 2018-2019 y de 1996. Comprender qué «firmas» genómicas corresponden a los mecanismos necesarios para la transmisión de persona a persona puede ayudar a los científicos a desarrollar nuevas terapias para tratar la infección por el virus de los Andes.
Los investigadores descubrieron que las gotitas o las partículas virales aerosolizadas pueden haber sido vías de infección durante la extensa transmisión de persona a persona del brote de 2018-2019. También señalaron que los síntomas se presentaron en cualquier lugar entre 9 y 40 días después de que se produjera la infección. Sin embargo, los autores señalaron que podría haber una estrecha ventana de infecciosidad. La transmisión suele producirse en el primer día de presentación de la fiebre en un paciente infectado. Curiosamente, no hubo una asociación clara entre los individuos que transmitían el virus y la gravedad de la enfermedad.
Esta importante observación indica que, independientemente de la gravedad de la enfermedad, todos los casos de SPH deben ser tratados por igual en cuanto a su potencial de transmisión del virus. Además, debemos reevaluar la amenaza que supone este virus. La falta de contramedidas médicas existentes, el potencial de superdifusión y la elevada tasa de mortalidad deberían ser motivo de preocupación»
Gustavo Palacios, doctor y coautor del artículo, jefe de la División de Biología Molecular del USAMRIID
Estos hallazgos podrían ayudar a los médicos y a los funcionarios de salud pública a hacer frente a futuros brotes. Al igual que las medidas preventivas que se practican actualmente para el COVID-19, el distanciamiento social y el uso de equipos de protección personal adecuados fueron eficaces para controlar la transmisión. Además, el rastreo generalizado de los contactos y el autocuidado condujeron a una disminución detectable de la transmisión.
«Aunque menos del 10% de los casos se produjeron en entornos hospitalarios, no debe subestimarse la amenaza para los médicos y el personal de los hospitales», dijo la doctora Valeria Martínez, de la ANLIS, coautora del estudio. «Los médicos deben recordar que en el brote de 1996, muchos miembros del personal sanitario enfermaron, y algunos murieron, cuando no se utilizó el equipo de protección personal adecuado».
Según los autores, el estudio también examinó las citoquinas dentro de los pacientes para determinar los tipos de respuestas inmunológicas presentes en las personas con HPS causado por el virus de los Andes. Las citoquinas son proteínas que ayudan a la comunicación entre células en las respuestas inmunitarias. Llegaron a la conclusión de que no había un mecanismo claro, sino más bien una respuesta inmunológica amplia y disfuncional entre los pacientes.
«Esperamos que al seguir explorando esta aparente desregulación inmunológica, ampliaremos nuestros conocimientos sobre cómo las diferentes especies de hantavirus causan el síndrome pulmonar por hantavirus», dijo el coautor Mariano Sánchez-Lockhart, Ph.D., del USAMRIID. «Obtener una mejor comprensión de cómo nuestro sistema inmunológico aborda la infección por el virus de los Andes sin duda ayudará a los médicos a manejar mejor los casos graves y allanar el camino para nuevas intervenciones terapéuticas».
A partir de sus datos exhaustivos, el equipo confirmó la necesidad de estudiar los patrones de aparición del virus de los Andes, la superdifusión, la transmisión de persona a persona y la patología para mejorar las estrategias de respuesta de salud pública. «La amplitud de las técnicas y los conocimientos utilizados para reconstruir la transmisión de persona a persona y los eventos de superdifusión podrían aplicarse más allá de los brotes del virus de los Andes», dijo el coautor Peter Larson, Ph.D., del USAMRIID. «Esperamos que este enfoque sirva como modelo para futuras investigaciones de la transmisión de persona a persona y para la identificación de eventos de superdifusión».
Según Palacios, la base de investigación para este trabajo fue construida y probada por el Centro de Ciencias del Genoma de USAMRIID durante los brotes de la enfermedad del virus del Ébola en África Occidental y la República Democrática del Congo, así como la introducción del virus del Zika en los Estados Unidos. «Aunque estamos orgullosos de este trabajo y de nuestra trayectoria, creemos que esto es solo el principio», dijo Palacios. «Disponer de un enfoque integral para el seguimiento de los eventos de propagación es un objetivo a largo plazo por el que nos esforzamos cada día».