Como parte del funcionamiento del cerebro, es de esperar que todos pensemos demasiado en las cosas de una manera u otra.
Pensamos demasiado en lo que los demás podrían estar diciendo de nosotros, en lo que nuestros conocidos podrían creer de nosotros y en si lo que estamos haciendo es incluso lo correcto.
Desgraciadamente, pensar demasiado es algo que siempre tendremos. Incluso si se toma bajo control, está programado en nosotros para visualizar todos los posibles resultados de las situaciones para ayudarnos a prepararnos para lo que podría suceder en el futuro.
Sin embargo, una cosa que podemos hacer para estar bien con el pensamiento excesivo es dejar que suceda.
Tan audaz como es esta afirmación, se puede empezar a entender cuando se aprende cómo y por qué el cerebro hace lo que hace.
Un individuo con TOC puede tener pensamientos sobre algo con lo que no está de acuerdo o en lo que no quiere pensar, y el TOC lo devuelve a su mente.
Es la forma que tiene la mente de intentar comprender algo y tenemos que dejar que termine su proceso de pensamiento o de lo contrario lo atraparemos detrás de una barrera que seguirá golpeando hasta que nos perjudique.
Pensar en exceso es sólo eso, pensar en exceso. Todo está en tu cabeza, lo que significa que aunque no tengas control sobre esos pensamientos, sí tienes control sobre las acciones que seguirían.
Está bien pensar en exceso en algo que no es tan importante o pensar en exceso en algo que es importante hasta el punto de sentir que se está convirtiendo en algo demasiado grande para comprenderlo.
Mientras podamos dejar que nuestros pensamientos ondulen a través de todos ellos y les permitamos hacerlo, incluso desde el principio, nuestro cerebro se aliviará cuando aceptemos los siguientes pensamientos con los que puede que no estemos súper cómodos.